PRÓLOGO
-¡Vamos, Nahara! ¡solo un poco más! -la voz de Gina parece lejana; fantasmal, aunque siento su mano sostener la mia con fuerza -tú puedes, tú puedes - me repite aquellas palabras como un mantra, como si con mucho decirlo el bebé saldrá expulsado de mi vagina
-Sí, yo puedo -solo alcanzo a susurrar, no dejo de mirar hacia la puerta, no dejo de imaginar que él aparece, aunque sé que eso es imposible, no sabe donde estoy, yo misma me he encargado de que no lo sepa, aun así, fantaseo con que me encuentre, soy una estúpida, una completa estúpida.
-Tienes que pujar -la mujer levanta la lampara y el centelleo de la llama me hace volver de mis pensamientos. Por un instante estuve en el palacio, en aquella habitación inmensa y lujosa, pero he vuelto al pequeño cuarto de la posada, sin ventanas, húmedo, e impregnado de un hedor nauseabundo -Gina, ve por mas kerosene para la lámpara - Gina suelta mi mano enseguida y se aleja. Pujo con todas mis fuerzas aunque siento que mi columna se va a reventar. Un "click" dentro de mí, me avisa que ya, ya ha terminado, he parido o me he quebrado en dos, el llanto anuncia que ha sido la primera opción, pero antes de que pueda recuperar el aliento, otra punzada de dolor embiste desde dentro de mí y me acalambra el vientre.
-Viene el otro - dice una de las mujeres mirando entre mis piernas abiertas
-¿El otro? - pregunta Gina como leyendo en voz alta mis pensamientos,
-sí, hay otro -responde la mujer con naturalidad y yo no me siento capaz de seguir adelante pero "el otro" parece deslizarse como si nada hacia el mundo exterior.
-¿por qué no llora? -mi voz es apenas un hilo inaudible aunque he gritado con todas mis fuerzas, mi pecho se quema, no recibo respuesta y el silencio convierte el aire en una neblina densa, difícil de respirar -¿por qué no llora? - ¿estoy hablando o solo estoy pensando? ¿Por qué nadie me contesta? Un líquido viscoso tibio sale de mí y por unos segundos olvido que "el otro" no ha llorado, pero al recordarlo, mis párpados se hinchan de lágrimas que no tardan en bañar mis mejillas sudorosas. Todo se oscurece y al despertar estoy limpia, descansada y con una sanguijuela pegada a mi pezón, una, solo una. Entonces recuerdo que "el otro" no ha llorado.
-Ha despertado - anuncia Gina reteniendo un bostezo en sus palabras que deja ver que ella también acaba de despertar.
Veo el rostro redondo y rosado, su boca se mueve sin descanso lastimando mi piel, pero es lo más hermoso que he visto en mi vida. ¿cómo es posible que ya me sienta así por un ser que apenas conosco y que todo lo que ha hecho por mí ha sido causarme dolor?¿cómo lo he sostenido contra mi pecho si he estado dormida? ¿en realidad he dormido?
-Es un niño, un hermoso y saludable niño -anuncia Gina, está de pie a mi lado y no me mira a mí, mira al pequeño ser en mis brazos.
-¿Y el otro bebé? ¿dónde está? puedo alimentarlos a ambos, no necesito una nodriza -todas las mujeres en la habitación me ven con el mismo gesto ¿tristeza? ¿lástima? ¿angustia? no lo sé - ¿mi bebé está bien? es obvio que no lo está pero necesito que me lo digan a la cara.
-¡Lo siento tanto, Nahara! -Gina no tarda en derrumbarse, ella es así; frágil. No es fácil adivinarlo cuando la observas, es de complexión robusta, de hombros anchos y rostro anguloso, se ve dura, pero es frágil, muy frágil. Cuando su hijo fue internado se desmoronó por completo, pero yo no voy a desmoronarme, sea lo que sea, no voy a desmoronarme.
-Hemos hecho lo que hemos podido -dice una de las parteras -pero estaba fuera de nuestro alcance; ha nacido sin vida.
"ha nacido sin vida" cuatro palabras; no más de tres sílabas cada una pero me han hecho un hoyo inmenso en el corazón, "ha nacido sin vida" aquellas cuatro palabras me han hecho mas daño del que haría cualquier puñal o cualquier espada.
-Ha nacido sin vida -susurro y por un segundo pierdo el control de mi cuerpo y casi dejo caer al bebé en mi regazo -la otra partera lo coge y me mira con lástima, Gina se sienta en el borde de la cama y me da un abrazo asfixiante - ¿puedo verlo? -quiero verlo, necesito conocer a mi bebé que ha nacido sin vida, decirle hola y adiós y pedirle perdón, tal vez si me hubiese quedado, si no me hubiese expuesto a tanto... ha sido mi culpa, él no ha nacido sin vida, yo le he quitado la vida -quiero verlo -anuncio con tono imperativo, no quiero llorar, no quiero desmoronarme. Rompo el abrazo de Gina con un empujón y me levanto de la cama, ha sido más fácil de lo que creía, pensé que estaría adolorida, pero estoy bien, no voy a desmoronarme.
-Vamos - dice la partera con voz trémula y me da la espalda de inmediato, sale de la habitación y yo hago lo mismo, sigo a la mujer por un pasillo oscuro, los muros son de ladrillos grises, están cubiertos de musgo, el suelo es de tierra y las pequeñas piedras que se clavan em las plantas de mis pies me avisan que estoy descalza. Miro hacia atrás y solo veo oscuridad, las luces de las antorchas son débiles y apenas iluminan nuestros pasos.
-Es aquí - la mujer se detiene frente a una puerta -¿estás segura de que quieres...
-Estoy segura -no dejo que termine de hacer la pregunta
-bien - abre la puerta y entra, yo la sigo.
la habitación es grande e iluminada, tiene tres ventanales, el piso es de piedra pulida y las paredes están revestidas de azulejos, mucho más higiénico y bonito que el cuarto mugroso en el que parí. Casi todas las camillas frente a mí están vacías, son planas, metálicas, no son camas, al menos no para vivos, una sábana cubre un pequeño bulto sobre una de las camillas y se me hace un nudo en la garganta porque sé que es él, mi pequeño "el otro" el que "ha nacido sin vida".
No voy a desmoronarme, no voy a desmoronarme, no voy a desmoronarme. La mujer levanta la sábana y lo que veo me supera. Es un cuerpecito pequeño, su rostro es de un color verdoso, sus pequeños piecitos están morados y sus manitos forman pequeños puños, siento las lágrimas acumularse detrás de mis parpados, mi tráquea se cierra y no puedo respirar, ya no me importa desmoronarme, solo queiro recostarme junto a mi bebé, abrazarlo y morir junto a él, quiero desmoronarme.
-Era una niña -dice la mujer. Miro el rostro de mi bebé con atención y noto que tiene una pequeña marca, un lunar en la mejilla izquierda, me pregunto si el otro también ha heredado aquella marca, me preocupa aunque eso ya no importa, ya no importa que todos sepan quien es el padre del bebé, eso ya no debería preocuparme
-¡Nahara! - la voz alarmada de Gina me estremece - está aquí -dice con el temor gorgoreando en cada palabra, lleva a mi bebé en los brazos -ese hombre... te ha encontrado -no preguntaré quien porque ya sé de quien se trata.
-Gina, el bebé no puede estar aquí -advierte la partera. Se oyen pasos
-¿Hay otra forma de salir de aquí? le pregunto a la partera -ella asiente
-Por allá -dice señalando hacia una puerta al final de la habitación
-Bien -vayan por ahí, yo me encargo de él -Gina me ve insegura -He dicho que yo me encargo -levanto la voz y ella asiente. Ambas mujeres corren hacia la puerta.
-¡NAHARA! -un grito gutural anuncia su llegada
-Señor, le he dicho que no puede entrar
-¡NAHARA! ¡VEN AQUÍ AHORA MISMO! ¡NO PIUEDES ALEJARME DE MI BEBÉ!
Devon entra en la habitación hecho una furia. Tengo que enfrentarlo, es inminente, me ha encontrado.
Me planto frente a él, entre aquel hombre que alguna vez amé y el c*****r del hijo que procreamos. Sus pupilas se distraen inspeccionando el lugar por unos segundos, cuando percibe dónde está me mira con ojos inquisitivos, asiento con la.cabwza, no hace falta que hable, me lo ha preguntado con la mirada, echa un vistazo hacia atrás de mí yo.me aparto. Devon no se acerca a la camilla donde reposa el.cadaver.
-No -dice tajante -ese no es mi hijo
-tiene la marca de los Kresler -digo aquello justo ante de que Devon se de media vuelta y mis palabras han tenido un efecto en él, lo han afectado, lo sé aunque intente discimular, su cuerpo lo delata. Se acerca a zancadas hacia la camilla. No tardo en oír sus gemidos, está llorando, al principio no lo creía, Devon Kresler está llorando,ñ.
Me acerco y observo a mi bebé, mi pequeña bebé, no había notado que su cabeza estaba llena de pelo rubio casi blanco, su nariz es respingada y sus cejas tienen una forma arqueada que dan la impresión de un gesto malhumorado, entonces caigo en cuenta, es idéntica a su padre.