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Después de la cena, Oliver subió las escaleras y colocó un colchón de aire en el rincón del ático para mí, y al parecer también para Seth, ya que me sigue subiendo las escaleras ahora. —No vas a estar cómodo —le digo riendo. Seth encoge los hombros. —No puedo dormir sin ti, amor. Me acuesto en el colchón y me muevo hacia un lado contra la pared, Seth se acuesta a mi lado. Él es más pesado que yo, y su peso hace que el colchón de aire quede desigual. Ambos nos movemos, tratando de acomodarnos, antes de que Seth me jale y me abrace fuertemente, como lo hicimos en el sofá unas noches antes. —¿Está bien así? —me pregunta, lo que me hace reír. —Por supuesto —le digo, apoyando mi cabeza en su pecho y jugando suavemente con su cabello. —Dime lo bueno —me dice, y lo miro confundida—. Dime l