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Me lleva una eternidad desenredar mi cabello antes de poder ducharme. Está esponjado y enredado y un tono más claro que ayer. Me veo en el espejo, insegura de cómo me siento al verme diferente. Entro en la ducha y enseguida noto que, de hecho, ahora tengo el pelo rizado. Robbie lo había preparado todo para mí: champú, acondicionador, gel de ducha, limpiador facial. Debe de haber tenido ayuda porque mi hermano soltero, que no tiene ni idea de nada de esto, no lo habría hecho. Es satisfactorio estar bajo la ducha, lavándome las lágrimas secas y dejando que el agua caliente alivie mis músculos doloridos. Me pregunto si Seth también puede sentir eso. Lavo mi cabello, mis dedos se enredan en los nuevos rizos que hay ahí. Dejo que el agua salpique mi rostro, lavando todas las lágrimas del día,