—¿Qué pasa? —me pregunta. Frunzo el ceño, sin estar segura de cómo explicar mis preocupaciones sin herir sus sentimientos. —No podemos —susurro. Él sigue frunciendo el ceño, pero no dice nada—. Yo... no puedo quedar embarazada. —¿Qué? —me pregunta, claramente confundido—. No entiendo. —Mi mamá me señaló que TENGO que transformarme la próxima semana —le digo y él asiente—. No puedo transformarme si estoy embarazada —digo, mi voz apenas un susurro, llena de preocupación por haber arruinado todo. —Oh —dice, y puedo ver que está pensando—. ¿Y si ya arruinamos las cosas? —No lo sé —le digo y niego con la cabeza—. Tu mamá dijo que ella se transformó cuando estaba embarazada de ti. Dice que si es temprano, no es tan preocupante, pero...— digo, sin querer expresar mi preocupación. —Estoy se