Kagome
Mi nombre es Kagome Higurashi. Tengo 23 años de edad, mi cabello es color azabache y mis ojos son de color chocolate. A mis 23 años nunca he tenido un novio, ya que ni siquiera tengo tiempo y espacio para esas cosas.
Mi vida se basa en mi familia, mis estudios y mi trabajo. Trabajo como mesera para poder pagar la universidad y poder completar la carrera que me interesa, quiero ser una gran arquitecta.
—Mamá ya me voy, se me hace tarde para llegar a la universidad — le grito a mi mamá bajando las escaleras de mi casa.
—Pero hija, no has desayunado — me regaña mi madre, pero en tono dulce.
—Tranquila mami te prometo que, como algo en la universidad, pero enserio se me hace tarde — le doy un beso de despedida en la mejilla.
—Cuídate hija — asiento con la cabeza y me marcho a la parada del bus, a lo lejos veo cómo se acerca y abre sus puertas para que entre.
—Hola Makoto — saludo al señor que conduce el autobús, él siempre ha sido muy bueno conmigo.
—Hola Kagome — tomo puesto en el asiento de siempre. Cuando llegamos a la universidad camino hacia la entrada, pero antes veo a mi mejor amiga Sango.
—Kagome — me saluda entusiasmada como siempre está y me abraza.
—Hola Sango — le digo correspondiendo su abrazo, nos disponemos a caminar hacia dentro de la universidad.
—Oye Kagome — le presto atención a Sango — ¿no crees que debes conseguir otro empleo? Ese empleo de mesera te consume mucho tiempo y además te dan una miseria de paga — a Sango le pagan la universidad sus padres, mi madre haría lo mismo, pero yo no la dejé, es mejor que lo gaste para los estudios de mi hermano pequeño Sota.
—Ya lo he pensado—suspiro pesadamente—pero no encuentro nada, hasta que no encuentre algo no me puedo dar el lujo de estar sin trabajo—mi mejor amiga asiente y entramos a nuestra primera clase.
—Es verdad Kagome, pero estuve tratando de encontrarte un mejor trabajo, pero todavía nada—me dice Sango y baja la cabeza con vergüenza.
—Gracias Sango eres la mejor amiga que puedo tener—la abrazo—espero que encuentre ese trabajo pronto—suelto un suspiro y presto atención a lo que el profesor está diciendo.
El día pasa volando, ya que sin darme cuenta me encontraba caminando para regresar a mi hogar, bañarme para irme a trabajar porque el jefe es muy estricto en cuanto a la puntualidad se trata.
—Ya llegué a casa—aviso lo suficientemente alto para que todos los que estén en casa me escuchen.
—Estoy en la cocina hija—avisa mi madre y camino hasta la cocina.
Cuando entro la encuentro acompañada de una mujer muy hermosa y elegante la cual conozco bien.
—¿Señora Izayoi?—la verdad no entiendo que hacia aquí.
—La misma—responde con una sonrisa realmente hermosa y digna de ella.
—Hola mamá—saludo después que salgo de mi trance—bueno yo las dejo para que hablen—me dispongo a irme cuando la voz de Izayoi me detiene.
—En realidad es contigo con quien vine a hablar—yo doy la vuelta enseguida para encararla.
—¿Conmigo?—pregunto incrédula.
—Vengo a proponerte algo—ahí toda mi curiosidad se instala de momento.
—¿A si?, ¿de qué se trata?—lo sé no soy muy paciente.
—Quiero darte un trabajo—al parecer Kami escucho mis súplicas.
—¿De verdad?—pregunto sin poder creerlo.
—Claro, tu trabajo será ser la niñera de mi nieta—la emoción se esfumó de momento, ¿niñera?, al único niño que cuide en mi vida fue a sota.
—¿De niñera?—ella asiente.
—Kagome, mi nieta es una niña encantadora y realmente hermosa, ella perdió a su madre hace un año y está un poco triste, mi hijo no deja que nadie más que yo la cuide ya que es muy sobreprotector con su hija. Pero yo tengo que hacer unos viajes de negocios y él no puede estar con ella siempre, es un hombre de negocios y sabes, que eso consume a veces mucho tiempo, pensé en ti porque sé qué harás un trabajo excelente, y no te preocupes por la paga, te pagarán muy bien, entonces ¿qué me dices? ¿aceptas?—no sé porque Izayoi tiene un brillo especial en sus ojos.
—Pero...
—Ya le dije a mi hijo que hablé contigo y está de acuerdo, te lo pido como un gran favor, ¿puedes?
—Yo...