Me remuevo en la cama buscando sentir el cuerpo de Isabella escucho un sollozo lastimero que me alerta enseguida, levanto la cabeza para encontrarme con mi asistente que tiene la cara empapada en lágrimas, me alarmó por su estado, se va tan frágil. — ¿Que sucede, por que lloras Isabella? — preguntó con la voz cargada de angustia. Y como si mis palabras hubiesen sido un interruptor, sus sollozos se convierten en llanto, un llanto cargado de un profundo dolor que la embarga haciendo que se abrace más a mi, la abrazo con fuerza contra mi pecho en silencio mientras la envuelvo con mi calor y le demuestro en ese solo gesto la inmensidad de lo que siento por ella. Pasan minutos quizás horas ella entre mis brazos que la sujetan fuerte mientras le doy tiernos besos en la sedosidad de su cabel