Al borde del final
Despierta. Apenas abro los ojos, siento el vacío. (Hablando con tristeza) Mi pecho y mente se llenan de dolor y nostalgia. Te veo en mis pensamientos, pero no te puedo alcanzar. Recuerdo cómo te conocí en aquel diciembre tan lejano y oscuro. Por ti, odio las navidades. Me duele pensar cómo una de las fechas más alegres del año ahora se vuelve tan gris y amarga.
Eras tan hermosa, tan radiante, tan llena de vida. Me enamoré de ti desde el primer momento en que te vi. Fuiste mi luz en medio de la oscuridad, mi esperanza en medio de la desesperación, mi razón de vivir. Juntos fuimos felices, compartimos tantos momentos inolvidables, tantos sueños, tantas risas. Me hiciste sentir cosas que nunca había sentido, me diste un amor que nunca había conocido.
Pero todo cambió un día. Un día que jamás olvidaré. Un día que marcó el inicio de mi infierno. El día en que te perdí para siempre. Fue un accidente, un maldito accidente. Estabas conduciendo a casa después de visitar a tu madre. Yo te esperaba ansioso, con una sorpresa para ti. Era nuestro aniversario, y quería celebrarlo contigo. Pero nunca llegaste. Nunca más volví a verte.
Recibí la llamada que me destrozó el alma. Habías chocado contra un camión que se pasó un semáforo en rojo. No sobreviviste al impacto. No tuviste ni una oportunidad. Yo no pude hacer nada por ti. No pude salvarte. No pude despedirme de ti.
Desde entonces, mi vida se ha tornado un infierno. No tengo ganas de nada, no tengo ilusión por nada, no tengo sentido por nada. Solo vivo para recordarte, para sufrir por ti, para extrañarte cada día más. Estoy al borde del abismo, de pie en un banco donde me encuentro indeciso de tomar aquella decisión que borraria todo rastro de sufrimiento . Quisiera dar el paso y acabar con lo que se ha tornado mi vida, un hilo que me asfixia, mi corazón que se desangra. Pero pienso en lo triste y solitario que sería mi final, quizás nadie me extrañe, quizás nadie me encuentre (se baja del banco). Prefiero ahogarme en alcohol (toma un trago). Ahora no sé qué es peor, si sufrir tanto por todos los pesares de mi trágica existencia o no tener el valor suficiente como para terminarla (se sienta al borde de su cama). Al sentarme en el borde de mi cama, le ruego a Dios, un Dios que no sé si existe, pero de existir ha sido muy injusto conmigo. prefiero cerrar mis ojos y sumergirme en mis sueños, con la esperanza de volver a verte, aunque sea solo en mis sueños.