Punto de vista de Katana
—¡Vamos! ¡Vamos, Katana!
—Grrrr… —gruñí con frustración.
—¿Fue eso un gruñido o un condenado ronroneo? Dije ¡VAMOS!
—¡Deja de empujarme! —protesté.
—¡Apenas llevas seis millas de una carrera de 30 millas!
—¿¡Vas a hacerme correr las treinta millas hoy!? —exclamé.
—¡Es tu castigo por desobedecer! ¡A menos que sientas ganas de arrodillarte frente a todos los que faltaste al respeto en tu primer día de trabajo y suplicar por su perdón!
Ni loca, perra. Pensé para mí misma.
—Puedes maldecirme todo lo que quieras en tu cabeza, Katana. La manada Desert Moon no tolera ser faltada al respeto. Eres una nueva recluta a la que el Alfa amablemente extendió una oferta, y le devolviste eso en la cara con tu actitud de mierda.
—¡Vine aquí por un tr
