Punto de vista de Sophia:
BEEP BEEP BEEP.
Mi alarma hace el ruido más molesto. Ese ruido señala las 4 de la mañana y si no me levanto de la cama, no podré tomar mi ducha.
Siendo la esclava de la manada, tengo que cocinar, limpiar y hacer cualquier otra cosa que el Alfa y la Luna consideren necesaria. Si dejaba que mi boca se saliera de control o no completaba mis tareas, sería castigada. Además, era odiada por todas las personas de la manada, excepto Sloan. Ella era una Omega. Los Omegas estaban en la parte inferior de la manada y hacían todo lo que yo hacía, excepto que les pagaban y no eran castigados. Algunos guerreros protegían a la manada, un Gamma y un Beta, y trabajaban directamente con el Alfa y la Luna.
Me desnudé rápidamente y me metí debajo del agua caliente. Luego lavé rápidamente mi cabello con champú y lo enjuagué y puse el acondicionador para dejarlo en remojo durante unos minutos. Continué lavando mi cuerpo rápidamente y luego enjuagué el acondicionador. Nunca me quedaba aquí por mucho tiempo por miedo a que alguien entrara. Cuando salí, estaba cepillándome los dientes y mirando mi labio partido, cortesía del hijo de los Alfas, Blaine. Él es uno de los peores conmigo. Solo tengo que estar en la misma habitación que él y encontrará alguna forma de torturarme. Su novia, la hija de los Betas, Alyssa, lo empeorará con sus mentiras.
Después de vestirme, me dirigí a la cocina y me encontré con el hijo del beta, Spencer.
—Hola Sophia, ya tienes 18 años, ¿verdad?
Sabiendo que era mejor no mirarlo a los ojos, mantuve la cabeza baja y murmuré un simple "sí".
Se acercó rápidamente a mí y olfateó mi aroma, aunque no sé por qué. No sé por qué me olfatearía. Mi lobo solo apareció en mi cumpleaños número 16 y luego desapareció al día siguiente. Debes oler a tu pareja para reconocer el vínculo de pareja. Salí de mis pensamientos al azar cuando sentí que comenzaba a meter su mano bajo mi camisa y agarrar mi pecho izquierdo. Demasiado sorprendida para moverme, lo miré con total sorpresa.
—Sabes, Sophia, cumpliré 18 años en unos días y la forma en que hueles me hace preguntarme si serás mi pareja. Oh, las cosas que tengo ganas de hacerte una vez que cumpla 18 años. Ya sea que seas mi pareja o no, todavía planeo hacértelas. Tus senos firmes y tu trasero delicioso me tienen caminando la mayoría de los días con mi m*****o medio erecto —dijo con una sonrisa en su rostro.
Las lágrimas ahora fluían libremente por mi rostro mientras él decía eso, y todavía me estaba pellizcando el pezón con fuerza. Estoy segura de que tendré un moretón alrededor de mi pezón más tarde hoy.
Él no puede ser mi pareja, pensé. Sería la peor pareja. Él me ha golpeado y me ha manoseado desde que puedo recordar. Me dice que me quiere cuando no hay nadie alrededor y luego, si alguien aparece, finge estar enfadado conmigo. Por lo general, les dice a todos que una vez más estaba tratando de seducirlo para ganar estatus.
—¿Qué estás haciendo, tocando a la manada, puta? —gritó Alyssa, la hermana gemela de Spencer—. No la toques. Quién sabe qué tipo de enfermedades puedes contraer —continuó diciendo.
Él rápidamente soltó sus manos y retrocedió justo cuando Blaine me agarró del cuello y comenzó a apretar.
—¿Qué estás haciendo? ¿Piensas que tus modos casuales conseguirían que te ascendieran en los rangos? Tu forma de pensar es repugnante, él nunca querría tener nada que ver contigo. Una vez que sea Alfa, no te toleraré y te mataré por la primera cosa que hagas mal —escupió el futuro Alfa.
Finalmente soltó mi garganta y jadeé por aire y caí al suelo, pero antes de poder tomar un respiro completo, él abrió mi labio nuevamente con su rodilla y Alyssa añadió una patada rápida a mis costillas. Sin tiempo que perder, corrí a la cocina para preparar el desayuno antes de que los demás omegas llegaran para ayudar a cocinar.
Sloan entró, vio la sangre en mi camisa y de inmediato me dijo que me cambiara y me lavara la cara. Ella es lo que yo llamaba una amiga, pero realmente no hablábamos mucho, pero tampoco me golpeaba ni me menospreciaba.
Ayudé a servir el desayuno y mientras servía al Alfa, accidentalmente derramé un poco de café en la mesa.
—¿Estás siquiera mirando lo que estás haciendo, esclavo? —gritó Alfa Wayne.
—Um, lo siento. Lo limpiaré de inmediato, señor.
—Limpia esto y luego sabes dónde encontrarme. Esto es inaceptable y serás castigado —rugió.
El resto de la manada se estaba riendo. Todos sabían lo que iba a pasar y disfrutaban de ello.
Mis padres se habrían disgustado con el trato hacia mí. Mi papá era el doctor de la manada, y mi mamá era la guerrera líder. También estaban muy cerca de las familias Alfa y Beta. Eran la pareja favorita de todos. Trataban a todos por igual sin importar su rango y mi papá atendía a cada paciente como si fueran su familia y les brindaba la mejor atención.
Desde que murieron, todo por aquí ha ido al infierno. El hospital de la manada ni siquiera tiene un doctor. Lo manejan enfermeras y sanadoras. El Alfa y Beta básicamente dejan que cualquiera haga lo que quiera. Solo han asignado unos pocos guardias para entrenar y proteger las fronteras.
—¡Esclava, te conviene subir las escaleras antes de que aumente tu castigo! —gritó el Alfa.
Supongo que me tomé demasiado tiempo limpiando la gota de café y me distraje pensando en mis padres. Bajé la cola y salí corriendo para subir las escaleras. No tenía prisa por llegar allí. Sabía lo que me esperaba y no estaba emocionada.
A él le gustaba tomarse su tiempo para subir aquí. Cuanto más tiempo le llevaba subir, generalmente significaba un castigo peor, porque él pensaba en todas las formas en que podía torturarme. Una vez me dejó aquí durante siete horas y cuando llegó, estaba enojado de que no hubiera terminado mis tareas y me castigó por eso también. Lo peor fue cuando Alyssa mintió y dijo que comí un pastel para una fiesta cuando no lo hice. Ese día permitió que su Beta se uniera y me dieron por muerta. Estuve tirada en el suelo durante 2 días sin moverme porque si lo hacía, me desmayaría por el dolor.
Llegué a la habitación donde quería que estuviera y entré. Simplemente caminé hasta el medio de la habitación y me senté a esperar.
Traté duro de no pensar en cómo me castigaría, porque tendría un ataque de pánico. Intenté pensar en mis padres. Ellos eran mi lugar feliz. No pasó mucho tiempo antes de que el Alfa llegara. Podía oírlo afuera de la puerta. Me puse de pie muy rápido y bajé la cabeza, esperando que él entrara.