Alrededor de las siete de la noche, Megan estaba sentada junto al abogado en la sala, ambos esperaban la llegada del gran Abbel. Megan intentaba ocultar sus nervios, no podía fallar con el rol que le correspondía, no podia echar nada a perder, incluso cuando sabía poco sobre la situación. —¿Cree usted que su esposo se ha casado por alguna razón importante?— Pregunta el abogado con intención de saber respecto a la rápida boda. —¡Por supuesto que si!. Toda persona que contrae matrimonio es porque se ama, y Abbel y yo nos amamos— Confiesa con agrado. Antes de que el abogado pudiese indagar algo más, en ese momento la escultura alta y tonificada se Abbel aparece delante de ellos. —¡Hola cariño!— Dice Megan. Se levanta del sofá y sin dudarlo, le da un cálido beso a sus labios que inmediat