Alessandra se encontraba en la residencia de Reynaldo, la cuál había llegado sin previo aviso. —Madre, no me avisaste que vendrías. —Debo resolver primeramente un asunto. —¿Es sobre tu hija? ¿La que te arrebataron? —Si, está vez estoy más decidida que nunca a recuperarla, no habrá nada ni nadie que me la quite. —¿Por qué no la buscas directamente? Ella ya debe de ser mayor de edad y necesitas el permiso de alguien para acercarte. —Yo sé, pero no es solo acercarme a ella, sino es hacerlos pagar por todo lo que me hicieron, si no hubiera sido porque tú padre tuvo piedad de mí, mi vida fuera un desastre. —Dime el nombre y yo te ayudaré a buscarla, te aseguro que si hablás con ella podrás ponerla en contra de su familia. —Yo sé dónde vive, ya la he localizado, pero no es tan fácil para