Cristopher al entrar por la puerta principal no reconocía a ninguno de los invitados, pues todos eran personas influyentes que tenían más poder que él, quizás no monetariamente, pero si en la política. Damaris intentó mezclarse con la multitud, pero el vestido que pudo conseguir para esa ocasión era muy inferior a lo que ocupaban las demás invitadas, por lo que nadie se animaba a mantener una conversación con ella. Damaris estaba tan molesta que sin querer empujó a alguien. —Lo siento, disculpe —dijo la otra persona—, no me fijé por dónde caminaba... Damaris al percatarse con quien acababa de tropezar, su estado de ánimo cambio, su color pasó a un tono pálido. —Vaya, al parecer contigo no ha Sido suficiente, parece que quieres venir a humillarme a mí propia casa. —Lo siento, señora E