Jennifer Mackenzie Sentía que la cabeza iba a estallar. Valentino era, sin duda, el hombre más idiota que había conocido en mi vida. No podía dejar de recriminarme por estar enamorada de él. —¿Cómo pudiste dejar que te quitaran todo? —espeté, furiosa—. ¡Esa Katherine es una maldita perra! La odio con todo mi ser... El pecho me ardía, un fuego oscuro y voraz que amenazaba con consumirlo todo desde dentro. —Era obvio que haría algo así, cariño —respondió con una sonrisa, como si nada en el mundo lo perturbara—. Pero no te preocupes, conejita. Vamos a salvarlo todo. Tenemos las acciones de PRISM, y voy a hacer una alianza con Douglas Lacoste. Pronto, el dinero nos sobrará. Mis ojos se abrieron de par en par mientras lo observaba. Era como si cada palabra suya lo hiciera más pequeño, má