La noche llegó de prisa. La idea de confesarle mi desamor me seguía torturando, pese a todo Esteban seguía siendo mi mejor amigo.
Me hallaba en la parte alta del castillo. veía las estrellas. La noche desnuda cubierta por esos brillos de plata me hizo recordar cuan feliz era viajando con Jon, pero no podía concentrarme ni en mis propios pensamientos al sentir que una vez más era observada en el completo silencio.
Me volví atrás para cerciorarme y efectivamente no había nadie más detrás de mí, pero esa sensación continuó en mí y con más fuerza, lo cual no comprendí. Respiré profundamente volviendo la vista hacia la ventana, pero justo a un lado alguien estaba allí, tal presencia corroboró mis sospechas, me estremecí de inmediato.
—Lo siento no quería asustarla— Dijo con voz suave y s
