Narra Bayron Vuelvo a pasar mis labios por su cuello, bajando hasta llegar a la hinchazón de sus pechos. Ella jadea mientras tiro hacia abajo de la parte delantera de su sujetador, liberándolos. Tomo un seno en mi mano, lo masajeo suavemente y hago rodar el pezón entre mis dedos—.Oh, Dios mío—gime, arqueándose ante mi toque. El ruido que hace hace que mi pene se contraiga y se tense contra mi pantalón. —Hermoso—murmuro. Puedo imaginarla claramente en mi mente, piel suave y pezones rosados, caderas delgadas y piernas largas. Anhelo verla correctamente, deleitar mis ojos con su belleza, pero la venda de los ojos permanece puesta. Hay algo embriagador en esta oscuridad que intensifica cada sensación. Paso mi otra mano por su muslo, apartando sus bragas. Está empapada y gimo ante la prueba