Odiaba esta ciudad, cada segundo que vivía en ella era ahogarse en la desesperación de sus recuerdos. Maldita la hora en la cual conoció el apellido Mclarens. No sabía cómo sentirse, Realmente se estaba muriendo y si iba a caer al menos esperaba regresar más fuerte. Dejo todo atrás tomándose largos días en Japón
Para Keith a la semana y media todo en él se fracturó, no sabía si sentirse feliz cuando la licitación que tanto espero se hizo realidad. Era su más grande logro, lo capultará como el mejor empresario de esta década, más simplemente, paso a segundo plano cuando no sintió nada viendo su propia victoria.
«Lo lamento… Lamento no ser lo que necesites»
Su alma se rompió, pero siguió adelante, aún más cuando unos días más tarde llego a su oficina los documentos del divorcio, ya no
