Tess. Miles de situaciones cruzan por mi cabeza, principalmente la idea de que si está aquí, tiene que ver con Nate porque recuerdo que dijo que habló con el que lleva la investigación y esto es demasiado sospechoso. Lentamente mi respiración comienza a cambiar, por más que intento mantenerme serena, no puedo hacerlo. Frente a mí tengo a un hombre grande y fuerte, quien está preparando pasta con salsa, de lo más casual, mientras espera una respuesta a lo que acaba de decir. Y no sé qué mierda responder. —¿No piensas decir nada?—continúa—. ¿No quieres saber cómo sé que me mirabas por el ventanal de tu oficina? —Yo... sí, quisiera saber. Mi voz sale en un susurro que apenas puedo dejar salir. —Bueno, primero, no eras nada disimulada. Cada que pasaba estabas ahí, de pie, como un sa