CAPÍTULO TRES Royce se aferró al riel del barco, con la intención de que se moviera más rápido, su atención se extendió sobre las olas a través de los ojos de Ember. Por encima de él, el halcón giraba y chillaba, llamando por encima de las olas y ocasionalmente bajando hacia ellas para cazar alguna pequeña ave marina que fuera un objetivo demasiado tentador. Pero la atención de Royce estaba en algo más que eso. Llegó tan profundo como pudo a la conciencia de Ember, buscando cualquier señal de Lori, cualquier oportunidad de hablar con la bruja que los había enviado hacia aquí y averiguar más sobre su padre. No había nada, solo el oleaje del mar y el brillo del sol. "Llevas horas aquí de pie", dijo Mark, uniéndose a él. "No han pasado horas", insistió Royce. "Desde el amanecer", dijo Ma