Me separo nuevamente de Freya, acariciando su cabello dorado. ─¿Estás comiendo bien? Cuéntame, ¿Dónde estás durmiendo? ─Inquiero rápidamente. Ella me sostiene la mano, acariciándome los nudillos. ─No sé si te diste cuenta, pero he estado yendo al colegio, duermo en una buena habitación y me dan mis comidas… estaba preocupada por ti, pensé que… habías dado algo más a cambio de que me trataran bien ─explica arrastrando las palabras en medio de lágrimas. Bajo la vista en parpadeos, vislumbrando su uniforme rojo con blanco. El desconcierto llega a mi mente ¿Acaso ellos han cumplido con su palabra? Me cuestiono, sorprendida. Sintiéndome la mala de esta historia. ─Me han tratado bien… hasta tengo novio ─digo con gracia, mirando a Hércules. ─No soy su novio ─gruñe, dándome la espalda.