21Los Palmer volvieron a Cleveland al día siguiente, y en Barton sólo quedaron las dos familias para invitarse mutuamente. Pero esto no duró mucho; Elinor todavía no se sacaba bien de la cabeza a sus últimos visitantes -no terminaba de asombrarse de ver a Charlotte tan feliz sin mayor motivo; al señor Palmer actuando de manera tan simplona, siendo un hombre capaz; y la extraña discordancia que a menudo existía entre marido y mujer-, antes de que el activo celo de sir John y de la señora Jennings en pro de la vida social le ofrecieran un nuevo grupo de conocidos de ellos a quienes ver y observar. Durante un paseo matutino a Exeter se habían encontrado con dos jovencitas a quienes la señora Jennings tuvo la alegría de reconocer como parientes, y esto bastó para que sir John las invitara de