–Tardaste demasiado en salir…–escuché una voz desde las sombras. Me puse en guardia, huía de andar en sitios oscuros porque temía que algo malo pudiera sucederme, últimamente ha habido muchos asaltos y como sabrán, no soy demasiado atlética, temo por mi seguridad. Pegué un grito y sentí que mi piel se erizo como lo hace un gato asustadizo. –¡Cédric, Dios! ¡me matarás de un susto! –me quejé dando un paso hacia atrás. –¿Qué haces aquí aún? –le pregunté porque llevaba un traje elegante puesto, pantalones negros, camisa rojo vino, chaleco, saco y una corbata mal amarrada, estoy segura de que ese era la vestimenta que llevaría para el baile. –Aún tenemos varias cosas que atender… Rodé los ojos, no lograba escaparme de él, era demasiado escurridizo, se oponía a que yo me librara de sus ga
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