Observando la bola de nervios que parecía ser su enlazado frente a él, casi como un tierno gatito que saltaría al más mínimo ruido, Cian no pudo evitar sentir pura ternura por su dulce pareja. Era bastante obvio que estaba nervioso, y sabía que debería de hacer o decir algo para relajar a Dennis, pero se veía tan tierno lanzándole aquellas miradas tímidas a través de sus pestañas, retorciendo sus manos bajo la mesa, que Cian fácilmente podría simplemente admirarlo por largas horas sin ningún problema. La cosa era, que se suponía que había pedido tiempo para hablar, y mientras buscaba una excusa para acercarse más a Dennis, no podía evitar simplemente mirarlo, agradecido por la belleza que la diosa de la luna había dejado en su camino para unir toda su larga vida. Joder, ni siquiera habí