Si las miradas pudieran matar, Cian ya habría asesinado a su hermano dos, tres y un millón de veces por ser… Simplemente él. Sentado frente a ellos, con sus brazos cruzados sobre su pecho y su espalda recta, su rostro no mostraba expresión alguna nuevamente y tenía aquella mirada con sus ojos casi entrecerrados mientras la mantenía fija en Dennis, casi estudiándolo, lo que por supuesto había vuelto a poner nervioso al dulce humano de Cian. Sentado a su lado, la pierna de Dennis había comenzado a rebotar levemente y sus manos se retorcían en su regazo mientras observaba hacia todos lados, fingiendo admirar la lujosa oficina de Cedric. Y así, por su estúpido hermano, todos los esfuerzos que había hecho Cian por calmar a su pareja en el ascensor habían desaparecido tan rápido como el esfu