—¿Cómo te sientes? —preguntó Cian, aprovechando el ligero tráfico frente a ellos que provocaba que avanzaran lentamente, deteniéndose cada tanto. —Estoy bien —prometió, observándole para regalarle una dulce sonrisa. —¿Fiebre? —indagó, y alzó su mano para tomar la de Dennis, llevándola contra sus labios para comprobar su temperatura corporal con ello—. No ha subido —dijo con alivio antes de bajarla, pero no soltarla. —Eso no es bueno para mi corazón… —murmuró por lo bajo Dennis, observando sus manos unidas. —¿Qué no es bueno para tu corazón? —cuestionó Cian, avanzando un poco antes de volver a prestarle atención. —¿Qué te acerques sorpresivamente? —respondió, y evitó su mirada concentrándose en la ventana a su lado. Sintiendo una ligera presión en su mano, Dennis contempló a Cian, qui