Narra Alessio.
Yo nunca sentí ningún sentimiento maligno hacia Reynaldo. Nunca. Yo no conocía lo que significaba eso.
Cuando éramos niños, jugábamos juntos, pero siempre él tenía que competir conmigo, cosa que podía ser normal. Uno de pequeño se inventa cosas para supuestamente ser el ganador del juego, y no saben las veces que supuestamente él era el mejor entre los dos. Yo siempre entendí que era juego, pero él no así. Se enojaba la mayoría de las ocasiones cuando perdía en monopolio y cuando iba ganando en parchís se ponía como el mismo diablo y mandaba a bolar el cartón y las fichas.
Pero de adolescentes... pensé que cambiaría, o mejor dicho, que maduraría. La competencia dejó de ser con carritos, juegos de mesas, en el fútbol o frente a la consola de videojuegos, era de mujeres
