Conor La semifinal contra Minnesota es un éxito desde el primer pitido. Gracias a algunas charlas basura en las r************* , nuestro equipo llega al juego el viernes por la noche caliente y listo para comerse esos imbéciles para la cena. Sin embargo, nos apegamos a nuestro plan de juego: presión alta, ser físico. Minnesota es un equipo técnico, pero no podrán absorber nuestra presión durante sesenta minutos. No les dejaremos tocar el disco sin sentirnos respirándoles en la nuca. En cada pase les haremos saber que les vamos a hacer daño. Terminamos sin goles después del primer tiempo. Luego, nada más salir por la puerta en el segundo, Hunter toma el disco en una escapada y lo dispara a la red para ponernos en el tablero primero. —¡Ata chico!— El entrenador ruge desde el banco, golpea