Epílogo
CONOR
Bueno, me hicieron falta algunos moretones y mucha paciencia, pero finalmente conseguí que Maurem se pusiera de pie sobre una tabla de surf.
Desde más allá de las olas, me siento a horcajadas sobre mi tabla y observo cómo ella cabalga el final de una ola hacia la espuma poco profunda. Su postura todavía es un poco incómoda e incierta, pero creo que lo está comprendiendo. Cuando sale del agua después de llegar a la orilla, tiene una gran sonrisa brillante en su rostro. Ella saluda, extasiada, asegurándose de que la vi. Luego salta un par de veces y forma un signo de victoria con los brazos.
Joder, ella es adorable.
Tenerla aquí en Huntington Beach durante las últimas tres semanas ha sido un gran alivio para ambos. Cero estrés. Simplemente durmiendo hasta tarde, relajándos
