Maurem
Me he convertido en una de esas chicas.
Revisando obsesivamente mi teléfono cada cinco segundos y saltando ante la vibración fantasma.
Apagando y volviendo a encender el teléfono porque tal vez tiene errores y por eso no he recibido respuesta a mis últimos tres mensajes de texto.
Enviarme mensajes de texto a mí misma para asegurarme de que están funcionando y luego hacer que Sasha me envíe mensajes de texto porque no sé cómo funcionan los teléfonos.
Odiarme a mí mismo cuanto más profundo caigo en esta espiral de desesperación y autodesprecio. Colgando de esta rama sobre un pozo de inseguridades.
Sí, una de esas chicas. Cada minuto que pasa es otro minuto en el que puedo inventar un nuevo escenario en el que él me engaña, se da por vencido y se ríe de mí. Me odio. O mejor dicho
