Conor
El agua está helada. Incluso con el traje de neopreno todavía me pica los dedos de los pies si no sigo moviéndome. Remo en círculos sólo para mantener alta la temperatura de mi cuerpo, pero no me molesta. Nada me afecta cuando estoy sobre mi tabla y las olas pasan debajo de mí. Nada traspasa el rugir de las olas rompiendo contra la orilla y el chillido de la gaviota en lo alto y el agua salada en mi lengua. Es como estar dentro de una bola de nieve. Una esfera perfecta de tranquilidad separada de todo y de todos los demás. Sereno.
Entonces siento el océano tirando de mí, la succión alejándose. Sé que viene mi ola y me alineo. Plano sobre mi pecho. Las uñas se hunden en la cera. Listo. Y tienes que sentirlo ahora.
Remo para adelantarme lo suficiente, hasta que finalmente salgo y la
