Epílogo
ANDRE
Dos años después
Cené en el horno, Netflix estaba en marcha y mi esposa llegaba tarde a nuestra noche de cine del jueves .
—Seis y media, sí, lo prometo, ¡tengo que irme!— Alianna exhaló de una vez cuando la llamé para verificar su ETA. Luego, sin el habitual —te amo—, colgó.
Lo que significaba que algo estaba pasando.
Eso lo sabía.
Pero no iba a acosarla para que me dijera qué era. A pesar de lo tranquilos que éramos en nuestra vida matrimonial en casa, nuestras vidas fuera de nuestro departamento en el centro eran agitadas, la de Alianna en particular. Estaba a punto de finalizar la ubicación del restaurante en Manhattan, que estaría abierto todo el año. Ella y Evie habían estado corriendo todo el mes reviviendo la locura que era abrir un lugar nuevo, así que disculp
