–¡Mami! ¡Vamos a comer algo! ¡Mami! ¡Vamos a comer! –repetía Klaus emocionado, estaba intentando retrasar el regreso a casa, no quería quitarse la ropa igual, no quería que ese momento acabará, no quería que su madre se fuera otra vez. –Tranquilo Klaus –sonrió ella al ver que se le lanzó encima –. Larissa te preparó un pastel de chocolate en casa. –Pero yo quiero ir a comer afuera. –Y dejarás triste a Larissa –le cuestionó. –No –murmuró el niño –. Quiero un juguete. –Me dices que quieres y te lo mando a pedir con Tayler. –Está bien. Riley entendió que Klaus no quería volver a casa, era una gran hazaña que no comenzará a hacer un berrinche en ese momento, vio a la ventana el día soleado y recordó un pequeño parque al que iba con su exnovia, no era un lugar muy concurrido. –E