Sus jadeos en medio de nuestro beso son música para mis oídos, pero la misma se detiene cuando ella abandona mi boca y va por mi cuello. Deslizo mis manos por su espalda desnuda hasta que llego nuevamente a su culo y comienzo a moverlo con rapidez marcándole el ritmo para que se siga frotando en mí. La muy condenada comienza a rebotar sobre mi v***a, la cual está desesperada por enterrarse en ella y para volverme más loco, lame el lóbulo de mi oreja con la punta de su lengua. Jadea mi nombre, gime al sentir cómo le doy estocadas por encima de la ropa sin dejar de decirme palabras que me enloquecen. Deja de montarme, se desliza por mi cuerpo hasta quedar de rodillas frente a mí y con sus manos, comienza a apartar de su camino su objetivo. Mi respiración está acelerada, las ganas que tengo