Capítulo 4

3536 Words
  Hanna Hace una semana le confesé a Pablo todo el amor que siento por él, como lo supuse, se ha alejado de mí, no lo he visto ni he sabido nada de él, ha perdido el poco cariño que sentía por mí, todo por este amor maldito que vive en mí. −Hanna odio las matemáticas – dice Abril sentada en la sala de su casa, sonrío y la miro con cariño −No son tan difíciles cuando les entiendes –digo y ella hace pucheros −Eso lo dices porque tus notas son muy buenas, en cambio yo, si repruebo, Papá va a matarme – dice Abril trágicamente, algunas veces es muy exagerada, mi tío no es capaz de asesinar a sangre fría a su propia hija −Vaya, vaya, a quien tenemos aquí –dice Abril mirando la puerta, me giro para mirar sus deslumbrantes ojos clavados en mí, aun no estaba preparada para verlo, siento como mi cuerpo entero se tensa al verlo Abril corre a abrazarlo, él la recibe con cariño, pero su mirada sigue fija en mí, debo irme, no puedo soportar estar aquí, no después de lo que paso aquella noche, cuando le confesé mi amor −Hola Hanna – dice, no digo nada, solo asiento nerviosamente, debo encontrar un pretexto para irme −Hijo, que bueno que vienes – dice la Sra. Angeles bajando las escaleras, abraza a su madre y le da un casto beso en la mejilla −Hola mamá –dice Pablo y me vuelve a mirar − ¿Te quedas a comer hijo? – dice la Sra. Angeles, Pablo asiente y yo me levanto para huir −Me voy, mañana seguimos estudiando –digo apresuradamente, mientras Pablo me mira fijamente −Hanna quédate a comer –dice la Sra. Angeles pero niego −No Sra. Angeles, gracias, debo irme – digo y le doy un beso en la mejilla −Nos vemos en la universidad – digo y me acerco a Abril para despedirme, ella me mira con el ceño fruncido, seguro no entiende mi urgencia de irme −Adiós – digo y paso a su lado, él no hace nada, solo se queda parado, mientras me alejo sin mirarlo Salgo de la casa y suspiro fuerte, debo tratar de no encontrármelo, tendré que dejar de venir a la casa de los Cantú, es muy peligroso seguir viniendo −Hanna –dice tras de mí, mi corazón late fuerte al escuchar mi nombre salir de su boca, me giro y lo miro parado tras de mi con su deslumbrante mirada fija en mi − ¿Qué? – contesto tratando de sonar natural, debo dejar de humillarme − ¿Te vas porque llegue yo? – dice y me quedo sin palabras, la verdad si es por eso, pero no porque no quiera verlo, solo me duele pensar que jamás podre tenerlo −Hanna lo que pasó, no quiero que afecte nuestra relación, tu eres mi prima, y te estimo, siempre nos hemos llevado bien, y no quiero que dejemos de hacerlo –dice y se acerca a mí, pero es imposible lo que me pide, yo lo amo y el solo me ve como una niña −No puedo Pablo, yo te amo –digo y él me mira fríamente −Deja de decir eso, eres una niña para saber lo que es el amor, estas confundida Hanna – dice fríamente −No Pablo, sé muy bien lo que siento, y no soy una niña estúpida como piensas, es mejor que no volvamos a hablarnos, así te evito la pena de incomodarte con mi presencia –digo con enfado y él mueve la cabeza con enfado −Adiós Pablo – digo y me alejo sin voltear a verlo, y sin que pueda hacer nada, las lágrimas corren por mis mejillas, debo empezar a olvidarlo. Pablo Hace varios días que vi a Hanna, ella no quiere volver a verme, porque piensa que está enamorada de mí, pero sé que no es así, no puede ser, ella y yo somos primos, eso no puede ser. Debo confesar que yo también siento algo muy fuerte por ella, pero no es amor, ella esta confundida, es solo cariño de hermanos, jamás podremos ser nada más, es un pecado. Me duele saber que no quiere volver a verme, cuando me lo confesó no sabía qué hacer, está muy confundido, no quiero lastimarla, pero tampoco puedo ilusionarla. He querido ir a buscarla, pero no quiero que se confunda más, tal vez debo dejar que las cosas sigan así, con el tiempo se dará cuenta que solo es una confusión, que nunca fue amor. Entro a la empresa y miro a Inés sentada en su escritorio, al mirarme sonríe con cariño y me acerco a  ella −Buenos días Pablo – dice Inés con amabilidad −Buenos días Inés – contesto con cariño, conozco a Inés desde que era un niño, siempre ha sido la secretaria de papá, recuerdo que cuando venía a jugar a la oficina, ella me regalaba dulces y golosinas. −El Sr. Alex no está, fue con el Sr. Roberto a una junta con los proveedores de Italmoda – dice Inés y asiento −Está bien, ¿ya llegó Roberto? – pregunto y ella niega, el idiota de Roberto siempre de impuntual − ¿Necesitas algo? – dice Inés y niego −Inés trabajas demasiado, hace mucho debiste jubilarte – digo mirándola con cariño, desde que era niño ella siempre ha trabajado en la empresa, y ahora al pasar de los años, sigue aquí −Lo sé, pero la verdad es que no quiero hacerlo, ¿qué voy a hacer en mi casa sola?, mis hijos están lejos y no quiero estar sola, además me encanta trabajar, me siento viva, útil –dice ella sonriendo −Aun así Inés, debes descansar – digo y ella me mira con cariño −Descansare cuando ya no esté en este mundo, por lo mientras seguiré dando lata, además yo también amo esta empresa, aquí he trabajado toda mi vida, he visto crecer a tu padre, te vi crecer a ti y a tu hermana y espero ver a tus hijos también –dice ella y sonrío −No creo que eso pase en mucho tiempo –digo y ella me mira fijamente − ¿No hay ninguna linda muchacha metida en tu cabeza? –dice y recuerdo a Hanna, no debería ser ella en la primera que piense, pero es inevitable no tenerla todo el día en la mente −Buenos días – dice Roberto saliendo del elevador, lo miro con irritación y él sonríe con diversión − ¿Dónde estabas? – digo y él me mira aun sonriendo −Estaba con una hermosa mujer que no me dejaba salir de la cama – dice susurrando y le ruedo los ojos irritado −Siempre serás un idiota –digo y él me mira una sonrisa picara −Lo siento, yo no soy fiel como tú –dice y lo miro con irritación −Vamos a trabajar – digo y me adelanto a la oficina, es inútil discutir con él, jamás dejara de ser un promiscuo Trato de concentrarme en la colección, pero es inútil, sigo pesando en Hanna, me dolió mucho verla llorando el día que me confesaba su amor, creo que fui muy duro con todo lo que le dije, pero no puedo permitir que se siga ilusionando conmigo. − ¿Qué te pasa? – pregunta Roberto mirando mi falta de atención −Nada – digo y fijo la vista en el balance que tengo frente a mí, no creo que sea buena idea contarle a Roberto de los sentimientos de Hanna por mí −Te conozco, dime  que pasa, no me digas que la innombrable te llamó- dice y niego −No, solo, es Hanna –digo y Roberto arruga el ceño − ¿Qué pasa con Hannita? –pregunta Roberto mirándome fijamente −Está molesta conmigo, y no quiere verme –digo omitiendo los motivos − ¿Qué pasó, que le hiciste? –dice Roberto con reproche − Nada, solo, ella está un poco confundida –digo y Roberto me mira con suspicacia − ¿Te confeso su amor? –dice y lo miro con ojos grandes, ¿cómo diablos lo supo? − No me mires así, Hanna no sabe disimular, se sonroja con solo mirarte, no sé cómo no te diste cuenta antes, desde que éramos niños ella te miraba como un superhéroe –dice Roberto y lo miro aturdido, jamás me había dado cuenta de que Hanna me miraba así, ella lo dijo, me ha querido desde que éramos niños, pero yo jamás la vi de otra manera, hasta ahora que sus lindos ojos se han metido en mi cabeza. − Yo no tenía idea, ella dijo que me quiere, pero es solo una niña, esta confundida, además es mi prima – digo y Roberto me mira − En primera, no entiendo como nunca te diste cuenta, desde que tenía sus coletas y su muñeca ya estaba loca por ti, y en segunda, Pablo ¿ya la viste?, Hanna no es una niña, es una mujer hermosa, es muy sencilla y tímida pero no puedes negar que tiene un cuerpazo, el día que fuimos al antro cuando se puso ese vestido, se veía espectacular, y eso de que son primos, hay un dicho que dice que a la prima – dice Roberto pero lo interrumpo con frialdad − Cállate, como se te ocurre, estas enfermo, no puedo hacerlo, es como mi hermana, por Dios – digo irritado, aunque Roberto tienen razón en algo, Hanna ya no es una niña, es una mujer maravillosa, con una linda mirada que me tiene enviciado. Llego a mi departamento, con Hanna en mi mente de nuevo, extraño mucho mirarla, miro en mi escritorio el dibujo que hizo de mí, sonrío al mirar la perfección del retrato, no quiero que dejemos de vernos. Mañana la buscare y hablare con ella, la hare comprender que solo es una confusión, que en realidad no es amor. *** El día llega, me pase toda la noche pensando en lo que le diré, estaciono el coche frente a la universidad, miro a todos los muchachos pasar, pero no la miro por ningún lado. Camino por los pasillos, y de pronto la miro acomodando sus libros en su bolsa, no sé porque siento esta emoción en el pecho, la verdad es que la había estado extrañando. − Hola – digo llegando hasta ella, se gira para mirarme y puedo notar su palidez − ¿Qué haces aquí? – pregunta aturdida por mi presencia − Quiero hablar contigo – digo y ella me mira fríamente − No tenemos nada de qué hablar  -dice y se adelanta pero la tomo del brazo para que se detenga − Espera Hanna, por favor –digo y ella me mira con frialdad − ¿Que Pablo, que me vas a decir, que soy una niña, que estoy confundida, que solo me ves como tu prima?, eso ya lo sé, no tienes que recordármelo, yo he decidió olvidarte – dice y la miro aturdido, ¿qué significa eso? − ¿Qué quieres decir? –digo mirándola fijamente − Te he amado mucho tiempo, pero ya no más, no puedo seguir así, tu tienen razón, somos primos y nunca me has visto más que como a una niñita, así que lo mejor es que me olvide de ti,  no quiero que me busques, ni volver a verte, voy a empezar a olvidarte –dice con firmeza, siento como sus palabras se clavan en mi interior, no sé porque me siento así, no sé porque me duele que piense olvidarse de mi − Hanna, yo –digo pero ella se suelta de mi agarre y me mira fríamente, no sé qué decirle, no puedo pedirle que no me olvide, no pensé que me doliera tanto escucharla decir eso − ¿Hanna, ya estas libre? – dice un tipo acercándose a nosotros, mientras sigo procesando las duras palabras de Hanna − Sí, claro, vamos –dice Hanna y se adelanta pero la vuelvo a tomar del brazo − ¿A dónde vas?, no hemos terminado de hablar – digo y ella me mira con frialdad − Ya no hay nada más que decir – dice y se vuelve a soltar − Hey amigo, déjala tranquila –dice el tipo frente a mí, lo fulmino con la mirada, ¿quién diablos es este idiota? − Tú no  te metas – digo con rabia, y el tipo me despedaza con la mirada − Está bien Tobías, él es Pablo, mi primo –dice Hanna poniéndose en medio y enfatizando la última palabra, el hombre la mira fijamente, será posible que ande con ese tipo − Adiós Pablo – dice y se aleja, me quedo mirando cómo se va con ese idiota, una rabia me carcome la piel pensando que tal vez está con él, ¿qué diablos me está pasando?, no puedo estar celoso. Hanna Una vez que Pablo se pierde de mi vista, me detengo, esto es demasiado, no sé qué es lo que quiere de mí, ¿porque no me deja en paz?, ¿porque no me deja tratar de olvidar? − ¿Estás bien? –dice Tobías cerca de mí, asiento pero él me mira si creerme − Tobías, dejamos para mañana lo del trabajo de química, me siento un poco mal – digo y el asiente, Tobías y yo tenemos que hacer un trabajo final para química, por eso quede de ir a estudiar con él, pero llegó en un mal momento,  aun no entiendo que es lo que Pablo pretende con buscarme, no sé qué es lo que quiere que hablemos, ya todo está muy claro, él no me quiere. Llego a mi casa y me tiro en mi cama, es verdad lo que le dije a Pablo, he decidido olvidarlo, no sé si lo pueda lograr, pero por lo menos lo voy a intentar. Es un amor enfermizo, es un pecado sentir este amor, debo tratar de olvidarlo porque jamás podrá ser correspondido. *** La clase de filosofía termina y no he logrado poner atención, sé que dije que empezare a olvidarlo pero es más difícil de lo que imagine, lo pienso todo el tiempo a todas horas, como se supone que lo deje de querer. − Hanna, mi mamá me pidió que te dijera que nos acompañes esta noche a cenar, vamos a darle una sorpresa de cumpleaños a papá –dice Abril, pero seguro él estará ahí, y debo evitar verlo − No puedo –digo y Abril arruga el ceño − ¿Porque no? – dice y no sé qué excusa puedo decirle − Porque – digo pero Abril no me deja terminar − Mi mamá quiere que vayas, ¿vas a rechazarla? –dice ella, maldición, no puedo decirle que no., la Sra. Angeles siempre es muy buena conmigo, creo que el destino conspira en mi contra, poniéndolo en mi camino − No es eso, yo, está bien –digo derrotada, Abril sonríe alegremente mientras pienso en prepararme mentalmente para volver a perderme en sus deslumbrantes ojos verdes. *** Estoy muy nerviosa, no tarda en llegar y las manos me sudan sin cesar, estoy en casa de los Cantú, esperándolo llegar − ¿Cómo está tu abuelita?– pregunta la Sra. Angeles y me saca de mis pensamientos − Bien, ella le mandó saludos – digo y ella sonríe − Ya vienen –dice Abril y corre hacia nosotras, siento como el corazón me palpita, pronto llegara La puerta se abre y miro a mi tío y a Pablo entrar,  Abril y la Sra. Angeles gritan feliz cumpleaños, y mi tío sonríe al ver la pequeña sorpresa. La Sra. Angeles lo  abraza y mi tío la toma con cariño de la cintura, le da un tierno beso en la boca y sonríe con alegría. Se nota cuanto se quieren, mi tío Alex la mira con amor, y los tiernos ojos marrones de la Sra. Angeles se iluminan cada vez que lo mira, me gustaría tanto que Pablo me quisiera así como ellos se quieren. Lo miro y él tiene sus deslumbrantes ojos fijos en mí, aparto mi mirada de él, porque cada vez que me mira, siento desfallecer. − Feliz cumpleaños –digo y abrazo a mi tío Alex, él me mira con cariño y me abraza también Pablo me mira fijamente, mientras sigo en los brazos de mi tío, y aunque me duela aceptarlo, sé que nunca podré olvidarlo. Terminamos de cenar, entre risas y regalos de cumpleaños, mi tío sonríe con felicidad, mientras la Sra. Angeles lo mira con alegría. Todos están muy contentos, yo también lo estoy, ellos son como la familia que nunca tuve, siempre han visto por mí y se preocupan más que mis propios padres. Pablo sigue mirándome intensamente, yo trato de no mirarlo, pero es imposible no perderme en esos hermosos y deslumbrantes ojos verdes. Estoy ayudando a la Sra. Angeles a levantar la mesa, ella no quería pero no la voy a dejar hacerlo todo, Pablo platica con su papá, pero de vez en cuanto me mira fijamente. Entro a la cocina y coloco los trastes en el fregadero, todos están en la sala, decido quedarme unos minutos aquí, debo recuperarme para poder seguir enfrentándolo − ¿Qué haces? –dice tras de mí, haciendo que mi corazón palpite fuerte dentro de mí, me giro y lo miro parado en la puerta de la cocina, sus deslumbrantes ojos brillan intensamente, haciendo que todo el esfuerzo por olvidarlo se esfumen en un segundo − Nada – digo secamente, se acerca a mí y siento como un escalofrió me recorre la piel − Vamos, quiero mostrarte algo – dice y me toma la mano, trato de resistirme pero es imposible, me jala con él, mi cuerpo no me responde, solo se deja llevar por él. Llegamos al patio trasero, y entramos a una pequeña terraza, recuerdo que cuando éramos niños, siempre jugábamos en este lado de la casa, Abril y yo nos escondíamos y Pablo siempre nos buscaba, a mí era a la primera que encontraba, y cuando lo hacía me llenaba de cosquillas, sonrío al recordar esos tiempos, ambos sonriendo − ¿Te acuerdas? –dice mirándome fijamente, creo que mi sonrisa me delato − Si, aquí me escondía siempre – digo y él sonríe − Si y te hacia muchas cosquillas – dice y sonrío al recordar, pero ahora nada es igual, yo lo quiero como él jamás de querrá − ¿Ese tipo que estaba contigo en la universidad es tu novio? –pregunta de pronto, lo miro y frunzo el ceño, piensa que Tobías y yo andamos, eso es absurdo, solo es un compañero de la escuela, yo jamás podre querer a nadie porque él ocupa todo mi cariño − No, solo es un compañero de clase –digo y me mira fijamente − ¿Entonces a donde fuiste con él, ese día que te fui a ver? – dice con voz fría, ¿será que esta celoso?, no lo creo, no tiene porque, además él no me quiere como yo lo quiero a él − No creo que eso te importe – digo con frialdad, puedo ver la furia inundando sus deslumbrantes ojos verdes − Me importa y mucho –dice y lo miro fijamente, ¿porque me dice esto?, no se da cuenta que sus palabras se clavan en el fondo de mi marchito corazón − ¿Es verdad lo que dijiste? –dice de pronto, lo miro confusa, se acerca a mí, mientras la gran luna redonda nos ilumina desde el oscuro cielo azul − ¿Qué? – digo sin entender, queda a centímetros de mí, puedo oler su perfume, y escuchar su lenta respiración, haciendo que mi cuerpo entero se estremezca de amor − Que me vas a olvidar –dice con aflicción, si supiera que es lo más doloroso que he tenido que hacer, y la verdad es que no ha dado resultado, porque cada día lo sigo  amando − Debo hacerlo –digo con tristeza y bajo la mirada, siento como mis ojos se humedecen, toma mi barbilla y la alza para que su deslumbrante mirada se cruce con la mía, lo miro fijamente, sus ojos brillan intensamente, es fascínate perderme en el iris de su ojiverde mirada − No lo hagas – dice y lo miro aturdida, no entiendo que significa eso − No me olvides –dice otra vez quedando muy cerca de mí, sus labios están casi junto a los míos, estoy aturdida por su cercanía, mientras mi corazón palpita sin sentido − ¿Por qué? –pregunto perturbada por su deslumbrante mirada − Porque no lo soporto, no soporto pensar que me puedes olvidar –dice con rabia, lo miro confusa, ¿qué es lo que está pasando?, no entiendo que es lo que quiere decir, él mismo lo dijo, siempre me ha visto como una niña, jamás me vera como mujer, jamás seré de él − Te amo –digo con el corazón palpitándome con fuerza, su mirada brilla intensamente, se acerca más a mí, cierro los ojos mientras su perfume inunda mis sentidos y de pronto siento sus suaves labios junto a los míos, me está besando, es suave y dulce, tierno y delicado, es como siempre lo he soñado. Con sus manos me toma de la cintura y me pega más a su cuerpo mientras su aliento me inunda por completo. Me aferro a él, a su cuerpo, y dejo que sus suaves besos dejen marcas en cada rincón de mi alborotado corazón. No sé cuánto tiempo llevamos así,   pero no quiero que lo deje de hacer, solo la luna es testigo de este mágico momento.  
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