Capítulo 5

3621 Words
  Hanna − Lo siento, yo no debí – dice con perturbación, está arrepentido de haberme besado,  siento como un nudo se forma en mi garganta, me ha llevado al cielo con un solo beso, y ahora con su arrepentimiento me deja en lo más profundo del infierno − Olvida esto, no volverá a pasar – dice y se aleja, siento las lágrimas resbalar por mis mejillas, como es posible que la persona que más amo, me lastime como nadie más me ha lastimado. Limpio las amargas lágrimas que brotan de mí, no puedo seguir así, debo dejarlo atrás, debo tratar de olvidar. Entro a la casa y lo miro, él también lo hace pero después quita su fría mirada de mí, necesito irme de aquí, quiero llorar hasta dormir − Me tengo que ir – digo tratando contener las amargas lágrimas que amenazan con volver a salir − Está bien, gracias por venir –dice mi tío Alex, trato de sonreír pero es imposible con este sufrir − Pablo lleva a Hanna a su casa – dice la Sra. Angeles pero Pablo niega rápidamente − No puedo, debo hacer otras cosas –dice con frialdad, ni siquiera quiere estar cerca de mí, no se da cuenta que me lastima con su lejanía − Me voy –dice y se despide apresuradamente, sale de la casa mientras miro mi mundo derrumbarse. *** Han pasado 2 semanas desde que me besó, me he pasado recordando ese instante una y otra vez, no sé cómo puedo sacarlo de mi corazón, él no me quiere, mi amor esta maldito, es un pecado, lo sé muy bien, pero mi corazón no lo entiende, sigue amándolo a cada instante. Pablo Estoy frente a la computadora pero mi mente sigue recordando el beso que le di, fui un idiota, no debí  hacerlo, es mi prima, es solo una niña. Pero no me pude contener, al tenerla tan cerca, sintiendo su piel tersa, y esos lindos ojos llenos de inocencia, hicieron que me olvidara de todo, y la bese. No he dejado de pensar en ella, en ese tierno beso, el sentir sus finos labios en mí, sé que estoy mal, no debió pasar, pero no lo pude evitar. Por eso me he alejado, pero la verdad es que me pesa no mirar sus lindos ojos llenos de inocencia, debo dejar de pensar en ella, me estoy volviendo loco, no puedo sentir esto, es perverso y enfermo, debo sacarla de mi cabeza antes de que se meta más dentro de mi corazón. − Pablo, te buscan –dice Inés parada en la puerta, sacándome de mis pensamientos por ella − ¿Quién? –digo pero antes de que Inés responda, la miro, estoy aturdido mientras ella sonríe con seducción − Amor – dice Adriana entrando a la oficina, me abraza y me besa sin darme tiempo de reponerme de su presencia − ¿Adriana que haces aquí? – digo confuso, se supone que seguía en Nueva York con sus papás, ni siquiera había pensado en ella por tener a Hanna todo el día en la cabeza − Te extrañaba, y como no he sabido de ti en semanas, decidí venir por ti – dice con sus brazos rodeando mi cuello, Inés ha desaparecido, mientras sigo aturdido − ¿Qué pasa amor? – pregunta Adriana, como puede ser posible que piense todo el día en Hanna mientras que a mi novia Adriana, ni siquiera la había llamado en semanas − Nada, solo estoy sorprendido – digo y ella sonríe, me vuelve a besar y pienso en Hanna, en ese tierno y dulce beso y su linda mirada − Vamos – dice separándose de mí, tengo la cabeza hecha bolas, ¿porque pienso en Hanna?, ¿porque la besé?, ¿porque no puedo dejar de recordar sus dulces labios en mi piel? Salgo de la oficina con Adriana de la mano, ella y yo tenemos una relación desde hace algún tiempo, es una mujer muy atractiva, es de mundo y sofisticada, es la novia perfecta. Aunque ahora que la miro con detenimiento, me doy cuenta que no tiene la inocencia que Hanna despierta. Solo con mirar sus los lindos ojos azules, puedo ver el interior de su dulce alma, su bella sonrisa ilumina cualquier obscuridad, y sus suaves labios hacen mi corazón palpitar. Adriana es todo lo contrario, tiene mucha experiencia, ha viajado, le gusta la buena vida, los lujos y en su mirada solo hay pasión y lujuria. No negare que he pasado momentos muy agradables a su lado, el sexo siempre ha sido bueno, y nos la hemos pasado muy bien juntos, hasta hace algunas semanas creía que ella era la mejor mujer para mí, pero ahora, después de haber probado su cálido aliento y haberme perdido en sus lindos ojos, creo que nada podrá ser igual, todo ha cambiado, ella me ha despertado. − ¿Qué pasa? – dice Adriana mirando mi seriedad, la miro fijamente, debo tratar de disimular, no puedo decirle a mi novia que mi prima me está volviendo loco − Nada, solo estoy cansado, estas semanas han sido muy extenuantes, ya se acerca la colección y le he estado ayudando  a mi padre – digo y Adriana me mira con aburrimiento − No importa –digo mirando su falta de interés, ella sonríe y Hanna vuelve a mi cabeza otra vez Abro la puerta de mi departamento y Adriana entra, mira el lugar y después se gira para mirarme, sonríe complacida y sus grandes ojos grises brillan − Me gusta tu departamento – dice y se acerca seductoramente, me abraza por el cuello y me besa con frenetismo, coloco mis manos en sus pronunciadas caderas mientras seguimos besándonos con pasión − Vamos a recuperar el tiempo perdido – dice y me jala a la habitación, hace semanas que no estoy con ella, tal vez si vuelvo a hacerla mía puedo sacar a Hanna de mis pensamientos por un día. *** Estoy acostado con Adriana desnuda a mi lado, haber estado con ella, no ha dado resultado, sigo pensando en Hanna y en su linda mirada. − ¿Pablo que te pasa?, estas como ido – dice Adriana con irritación, maldición, creo que se está dando cuenta que no le estoy poniendo atención − Ya te dije que he tenido mucho trabajo, es la presión –digo para que no sospeche, me mira fijamente y acerca su desnudo cuerpo a mi − Espero que no estés así por alguna mujer que hayas conocido – dice y me tenso, si supiera que estoy así por Hanna, que soy un maldito pervertido por sentir lo que estoy sintiendo − No digas tonterías – digo y me levanto, ella me mira fijamente, necesito hablar con Hanna, no quiero seguir lejos de ella, quiero que sea como antes, como cuando éramos niños y siempre reíamos, quiero tenerla cerca, y perderme en sus linda mirada esmeralda. El día llega, después de llevar a Adriana a su casa, decido ir a la universidad, necesito ver a Hanna y tratar de arreglar las cosas, tratar de olvidar lo que pasó, hacerla entrar en razón, aunque creo que el que ha  perdido la cabeza soy yo. Hanna Con el lápiz trazo un largo lienzo en el blanco papel, dibujar es lo único que me llena de paz, después de todo el sufrimiento que su rechazo ha causado en mí, solo me queda refugiarme en mi viejo cuaderno y dibujar hasta olvidar. Su bello rostro toma forma mientras el lápiz matiza los rasgos de sus deslumbrantes ojos, lo he dibujado mil veces, es tonto que con un dibujo lo sienta cerca, cuando la realidad es que cada día se aleja. En este tiempo no lo he logrado olvidar, es mejor que me dé por vencida, debo aprender a vivir con este amor prohibido. − Hanna – dice Tobías llegando hasta a mí, escondo el dibujo entre mis cosas, no tendría una buena excusa para decir porque tengo cientos de dibujos de mi primo − Hola Tobías – digo y miro sus ojos clavados en mí con demasiada intensidad − Hanna la profesora de química nos puso un sobresaliente en la nota, ya pasamos – dice con alegría y sonrío − Estaba pensando en celebrar, te invito un helado – dice mirándome fijamente, no quiero salir con Tobías, desde hace unos días he notado que me mira con demasiada efusión, y no quiero que piense que puede haber algo más que una amistad entre nosotros − Gracias Tobías pero no  - digo y él me mira con  insistencia − ¿Porque  no?, solo un helado – dice y sonríe, como le hago para zafarme de esta − Hanna –dice tras de mí y reconozco su voz, me giro para mirar sus deslumbrantes ojos verdes fijos en mí, es Pablo, ¿qué hace aquí? − ¿Qué, que haces aquí?– digo tartamudeando, hace días que no lo veía, desde que me besó y con su frialdad destrozó mi corazón − Quiero que hablemos –dice mirando a Tobías con irritación − No puedo – digo pero se acerca a mí, haciendo que mi corazón brinque dentro de mí − Hanna, por favor –dice Pablo con firmeza, Dios, había extrañado su deslumbrante mirada − Hanna – dice Tobías pero le hago señas con la mano para que me espere, jalo a Pablo unos centímetros y lo miro con enfado − ¿Qué quieres? – digo enojada mientras Pablo fulmina a Tobías con la mirada − Ya te dije, hablar, ese idiota es tu novio ¿verdad? – dice irritado, me giro y miro a Tobías el cual no nos quita la vista de encima − Creo que eso no debe importarte –digo con frialdad, y puedo ver la furia en su deslumbrante mirar − Me importa Hanna, no quiero que te lastimen –dice y lo miro perpleja, si supiera que solo él me lastima con su indiferencia, rio sarcásticamente y él arruga el ceño confuso, creo que está empezando a enojarse de verdad, pero no puedo evitar reír al pensar que se preocupa porque alguien me pueda lastimar − No le encuentro la gracia – dice con enfado − Pablo, nadie me ha lastimado en la vida más que tú –digo y puedo ver como su mirada se marchita en un segundo − Lo siento Hanna, nunca ha sido intencional - dice con sinceridad, lo sé, sé que nunca me ha querido lastimar, solo es un amor prohibido y no correspondido que me lastima  en cada palpitar − ¿Pablo que haces aquí?, no me dijiste que vendrías por mí – dice Abril llegando hasta nosotros, Pablo sigue mirándome con dolor, creo que le afectó saber que sufro por él − Si, pasaba por aquí – dice Pablo tratando de reponerse − Ok, vamos a comer a la casa – dice Abril sonriendo, Pablo me mira fijamente y yo niego − No puedo – digo y Pablo arruga el ceño − ¿Por qué? –dice Pablo con frialdad − Voy a tomar un helado con Tobías – digo y miro a Tobías a mi lado − ¿Entonces aceptas? – dice Tobías sorprendido, hace apenas unos minutos había estado buscando la mejor excusa para no salir con él, pero creo que ahora él es mi excusa para librarme de los deslumbraste ojos  verdes que tanto amo − Claro, nos vemos después – digo y miro la fría mirada de Pablo, sus puños están apretados igual que su mandíbula, creo que está muy enfadado. Me alejo sin voltear, no sé porque presiento que esto me va a pesar, pero no puedo hacer nada, solo alejarme y tratar de olvidar. *** Estoy sentada en una pequeña heladería, pensando en todo el amor que siento por él, ¿cómo puedo olvidar ese beso que me llenó el alma de paz? Me duele tanto saber que está arrepentido de haberme besado, cuando es lo mejor que me ha pasado, lo amo tanto, pero me duele su rechazo − ¿Todo bien Hanna? – dice Tobías sacándome de mis pensamientos − Sí, me tengo que ir – digo y me levanto pero él me toma la mano − ¿Hanna te gustaría ser mi novia? – dice y lo miro atónita, creo que no fue una buena idea aceptar este helado, lo hice para huir de su deslumbrante mirada que me hace perder la calma − Tobías, no, solo puedo ofrecerte mi amistad - digo y miro desilusión en la mira de Tobías − ¿Te gusta otro? – pregunta y mi corazón se contrae, si supiera que amo a Pablo, como jamás nadie lo amara − Si, lo siento –digo y Tobías asiente − Es muy afortunado, eres una chica muy linda –dice Tobías, sonrío débilmente, si tan solo Pablo me quisiera, si tan solo sus palabras no me dolieran. Llego a casa y miro a mi Tita salir de la cocina, me recibe con una alegre sonrisa, me acerco y le doy un beso en la mejilla, ella me mira fijamente, me conoce bien, sabe que algo me pasa, si supiera que estoy sufriendo por él. − ¿Qué pasa? –pregunta mi Tita sin dejar de mirarme − Nada Tita, estoy cansada, voy a mi cuarto –digo y me adelanto, ella me mira sin creerme, pero no puedo decirle que tengo roto el corazón. Pablo Hanna se ha ido con ese tipo, sé que no debería sentirme a sí, pero una inmensa rabia corre dentro de mí. Ha dicho que me va a olvidar, me duele pensar que lo hará, sé que estoy mal, lo que estoy sintiendo no puede pasar, tal vez debería dejarla en paz, ella es mi prima, y yo estoy con Adriana, debo olvidar su dulce mirar. Llego a mi departamento, y me siento en el sofá, aún sigo pensando en Hanna, y dentro de mi crecen con intensidad unas inmensas ganas de tenerla cerca. Me estoy volviendo loco, debo dejar de pensar en ella, el timbre suena y me levanto a abrir, miro frente a mí a Adriana sonreír. − Hola amor – dice y me besa con pasión, entra a mi departamento sin dejar de besarme, es una mujer muy bella y excitante, pero yo aún tengo el dulce aliento de Hanna quemándome por dentro. Me separo de ella y me mira confusa, ¿qué demonios me está pasando?, ¿porque pienso en Hanna mientras beso a Adriana? − ¿Qué pasa? – dice Adriana mirando mi aturdimiento − Nada, ¿qué haces aquí? –digo y ella se acerca a mí provocativamente − No te vi en todo el día, y te extrañaba –dice y con sus brazos me rodea por el cuello, la miro fijamente, debo reconocer que es una mujer muy atractiva, su larga melena rubia,  y sus amplias y bien definidas caderas, la hacen una mujer espectacular. Pero a pesar de toda su belleza, Hanna sigue metida en mi cabeza, no puedo estar enamorado de ella, es mi prima, es una niña.   Creo que las cosas nunca volverán a ser igual, Hanna ya no es una niña de lindas coletas, es una mujer, una hermosa mujer, con la mirada más linda que he visto en mi vida, pero es mi prima, y lo que estoy empezando a sentir, debe morir. *** Hace varios días, vi a Hanna por última vez, no la he ido a buscar aunque más de una vez he tenido unas inmensas ganas de ver su linda mirada. Pero me contengo, no puedo seguir con esto, está mal, tengo que alejarme aunque me duela hacerlo, no quiero seguir haciéndola sufrir. − Hey, ¿qué te pasa? –dice Roberto sacándome de mis pensamientos − Nada –digo pero Roberto me mira con suspicacia − No me digas que estás pensando en tu noviecita –dice con enfado, Roberto y Adriana no se soportan, la verdad es que no pienso en Adriana, solo en Hanna. − No, todo está bien con Adriana, ella es perfecta –digo sin emoción, aunque la perfección solo la he mirado en esos lindos ojos azules llenos de pureza. − Si tú lo dices – dice Roberto con sarcasmo, lo ignoro, la verdad no me interesa, desde hace varias semanas, lo único que me importa es Hanna y su inocencia. − Vamos a comer – dice Roberto y asiento, necesito distraerme, no puedo seguir pensando en ella o todos los esfuerzos que he hecho por no buscarla terminaran por no servir de nada Salimos de la oficina y miro a Abril y a Hanna, mi corazón palpita fuerte al mirar su lindo rostro, sus ojos se cruzan con los míos y miro su nerviosismo. Debo reconocer que la había estado extrañando, baja su mirada sonrojada, me acerco a  ella sin pensar, es como si un imán me jalara a su lado − ¿Qué hacen aquí?–digo cerca de ella, me muero por abrazarla, y aunque no quiera reconocerlo, muero por besarla − Vinimos a ver a Papá – dice Abril sacándome de su linda mirada esmeralda − No está, salió con el Sr. Roberto a una junta con unos proveedores –digo y Abril hace pucheros, miro a Hanna de nuevo, sus lindos ojos me miran con intensidad, mientras las ganas de abrazarla crecen con intensidad − Buenas tardes – dice Adriana saliendo del elevador, miro a Hanna y me tenso, no estaba preparado para esto, Adriana es mi novia y se supone que la quiero, pero Hanna está aquí y no sé porque en lo más profundo de mi no quiero que sepa quién es Adriana y lo que es para mi − Hola Adriana – dice Roberto de mala gana, Hanna y ella se miran fijamente, maldita sea, es un callejón sin salida − Hola – dice Adriana y me besa sin que pueda hacer nada, miro a Hanna, esta petrificada mirando como Adriana me besa sin importarle nada. Me separo discretamente, miro a Hanna, sus ojos se han vuelto cristalinos, baja la mirada mientras Adriana me abraza − Abril ella es Adriana, Adriana ella es Abril mi hermana, y ella es Hanna – digo y Abril mira con irritación a Adriana − Entonces eres mi cuñada, yo soy la novia de Pablo – dice Adriana alegremente, Abril frunce el ceño, creo que no le cae bien Adriana, Hanna me ha vuelto a mirar, tiene su linda mirada llena de tristeza y dolor − Pablo, no me habías dicho que tenías novia – dice Abril molesta, es verdad, me había olvidado de Adriana desde que mire  a Hanna − ¿Porque no le habías hablado de mí a tu hermana amor? – dice Adriana con reproche, maldita sea, ¿cómo me salvo de esta? − Adriana estaba en Nueva York y no pensé que fuera a venir tan pronto –digo lo primero que se me ocurre. − ¿Y tú eres? – dice Adriana mirando a Hanna,  es la mujer que he tenido metida en la cabeza todos los días − Ella es nuestra prima –dice Abril, Adriana mira a Hanna con superioridad y eso me molesta, Hanna es tan buena e indefensa − Si papá no está, nosotras nos vamos –dice Abril y miro a Hanna, sus ojos siguen llenos de tristeza, lo que menos quiero es lastimarla, pero es precisamente lo que hago − Espero nos reunamos pronto - dice Adriana mirado a Abril, mi  hermana la mira y sonríe falsamente, sé que le está dando por su lado. Miro a Hanna, no dice nada, solo se adelanta al elevador, quisiera correr tras ella y estrecharla fuerte entre mis brazos, pero no puedo hacerlo, aunque muera por dentro. Hanna He llorado tanto que creo que me quedare sin lágrimas por el resto de mi vida, me dolió mucho saber que Pablo tiene novia. Es una muchacha muy bonita, tiene un cuerpo espectacular, es muy fina y distinguida, y yo solo soy una tonta que lo ama con locura. Me duele el pecho de llorar, ¿porque me tuve que enamorar de él?, sabiendo que es un amor prohibido, que jamás podrá estar conmigo El día llega y yo no he dormido, muero lentamente al recordar ese beso, como una misma persona puede ser la que te lleve al cielo y al mismo tiempo hundirte en el infierno. − ¿Ya sabes la noticia? – dice Abril sacándome de mis pensamientos − No –digo confusa, mientras ella toma de su malteada de vainilla − Sofía se va a casar –dice y la miro sorprendida − ¿Cómo lo sabes? – digo y Abril sonríe − Papá se lo dijo anoche a mamá, mi tío Luis se lo contó –dice Abril, Sofía es nuestra prima mayor, es doctora como mi tío Luis, lleva mucho tiempo saliendo con su novio y ahora por fin se casaran − Te das cuenta, ahora quedamos pocos los primos solteros, Nina anda con su novio desde hace varios años, Sofía se va a casar a finales de año, los únicos solteros somos, Thomas, tú  y yo, Pablo no cuenta porque  anda con la pesada de su noviecita – dice Abril y hace que el pecho me duela al recordar como esa mujer lo besaba − No sé cómo Pablo anda con esa, es una pesada - dice Abril con enojo, creo que la novia de Pablo no le cayó bien, a mí no me puede agradar, porque tiene al hombre que amo a su lado. − Tal vez la quiere, es muy bonita – digo con dolor, y abril me rueda los ojos − Lo dudo, seguro nada más se divierten - dice y la miro con mis ojos abiertos como plato, no quiero imaginarme a Pablo con esa mujer así, me duele pensar que todos sus besos son de ella, me duele porque a mí solo me ha besado una vez, pero se ha quedado grabado en mi piel.  
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