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Hanna Abro la puerta de mi casa y miro a mi madre parada frente a mí, me quedo aturdida mirando sus grandes ojos azules fijos en mí. − ¡Mamá! –digo con alegría, sonrío y corro a abrazarla, hacía mucho que no le veía, ella es una mujer muy ocupada, y su trabajo es muy importante, por eso tenía años que no venía, pero ahora está aquí, por fin − Niña me vas a arrugar el vestido –dice mi madre con tono frio y me despega de ella, la miro avergonzada, mi mamá es una mujer muy guapa, siempre se ha cuidado mucho, es elegante y distinguida, nada que ver conmigo. − Perdón mami, es que me da mucho gusto que este aquí – digo con ilusión, ella me mira irritada y se sienta en el sillón − ¿Porque no me dijiste que vendrías? –digo y ella toma de su copa de vino − No tengo porque darte explicaciones