1. Adriel
Mi nombre es Adriel, y soy un ángel de la muerte desde el inicio de los tiempo. La razón de mi existencia es unicamente recolectar las almas cumplidas de los mortales, no las juzgo, ni decido si van a algún circulo infernal o si por el contrario deben ir a lo que los humanos han llamado "el paraiso." Yo solo escucho el llamado de un alma que necesita ser recolectada y eso hago sin preguntar el por qué, después de todo, para mi lo más importante es cumplir con el deber que me encomendó mi padre y por el cual me creo.
[...]
Llego al gran templo después de un largo dia de recolectar almas, ultimamente esta aumentando el número de mortales cumplidos, supongo que todo tiene una razón pero no me causa curiosidad alguna el saber los planes de nuestro padre, además, no es que el sea muy abierto a contarnos el por qué de su proceder.
Suspiro cansado mientras estiro mi cuerpo traqueando mis dedos y cuello; luego abro mis alas, estirandolas al máximo para después volverlas a plegar a mi espalda en modo de descanso. Sacudo y acomodo mi tunica y me dispongo a caminar entre los enormes y largos pasillos de mármol pulido del palacio celestial, y a pesar de los milenios que llevo viviendo aqui aun me deleito observando los muros decorados con incrustaciones de piedras preciosas y finas líneas hechas de oro y plata que contornean diferentes figuras abstractas.
Entro en diferentes habitaciones en busca de mis hermanos pero estas se encuentran vacías pues la mayoría de ellos están entres los mortales recolectando almas y los demás deben estar cumpliendo con alguna otra tarea encomendada por nuestro padre, así que sigo mi camino hasta el final del pasillo donde puedo ver a mi hermano Azrael.
Sonrio al verlo pues siempre encuentra la forma de escaparse de sus deberes. Azrael esta de espaldas a mi, recostado a la pared. Sus tres pares de alas blancas se pliegan en posición de descanso a su espalda mientras su ondulado y n***o cabello cae sobre sus hombros y su larga túnica blanca con bordados de oro oculta sus sandalias.
-Azrael...
Le llamo y de inmediato voltea a verme.
-Adriel, hermano, no te escuche llegar. ¿Sucede algo?
Me mira curioso con su cabeza ladeada y su ceño ligeramente fruncido.
- Llegue hace poco, pero a parte de ti no he visto a nadie más.
- Es que padre nos ha mandado a llamar.
- Pero yo no sabía. ¿y por qué sigues aquí? ¿y Dina? ¿nuestra hermana se fue con el resto?
Hablo muy rápido, la preocupación se nota en mi voz mientras que Azrael me mira con una expresión que no logro decifrar.
- Mmm... ¡Ah, si..! hace un momento la vi cerca del árbol de la sabiduría.
Es lo único que dice evadiendo mis demás preguntas. Su mirada se pierde en la nada mientras cruza sus brazos a su espalda y se gira para no mirarme.
- ¿Te sucede algo Azrael?
Me acerco a él y apoyo una mano en su hombro.
-Es que Dina descubrió el porqué de tantas almas cumplidas. Es por eso que no acudí al llamado junto con nuestros hermanos, y supongo que por eso Dina tampoco.
Suelta una pesada respiración dejando caer su cabeza y sus hombros al mismo tiempo; por otra parte yo al notar su extraña actitud no puedo evitar fruncir mi ceño y formar una fina línea con mis labios al presionarlos entre sí.
- No estoy interesado en saber porque hay tantas almas para recolectar, mi interés solo es cumplir con lo único que debo hacer... buscarlas, y eso deberían hacer Dina y tú también.
Sentencio con el ceño fruncido y mis brazos cruzados en mi pecho.
-No todos podemos ser como tu Adriel. Después de la rebelión de nuestro hermano mayor, el ángel favorito de nuestro padre, es difícil no cuestionar algunas órdenes. No todo puede ser obediencia a ciegas. Por algo Lucifer logró llevarse a un tercio de los ángeles que estaban bajo el mando de padre. ¿no crees?
Suelta exasperado alzando su voz, agitando sus manos en el aire con ademanes y mirandome con un semblante duro.
-Si sigues por ese camino pronto serás uno más de esos ángeles caídos.
Espeto en tono frío y despectivo.
-Esta bien Adriel, eres mi hermano y respeto tus opiniones pero no las comparto, seguramente no es tan malo caer.
Sonríe encogiendose de hombros y yo solo niego un par de veces con la cabeza pasandole por un lado.
Avanzo hasta la puerta de salida del castillo y lo primero que veo después de atravesarla es una extensa pradera verde, con árboles y flores de diferentes tipos decorando el paisaje y a una corta distancia, el enorme y frondoso árbol de la sabiduría.
Sigo caminando hasta llegar al árbol, y allí, junto a el, veo a Dina sentada con su mirada pérdida en el horizonte mientras sus dorados cabellos revolotean en el aire; mi ceño se frunce al notar que no viste su túnica sino atuendos similares a los que usan los humanos, además, el resplandor que emanamos en nuestra forma celestial no está presente.
Suelto una pensada respiración dejando caer mis hombros y decido ignorar todo lo que he visto para terminar sentandome a su lado.
- Dina... ¿Qué haces aqui?
Mis labios forman una fina línea al cerrarlos.
-Nada en especial... solo pensando.
-¿En qué?
Pregunto con genuina curiosidad, no puedo evitarlo.
- Mmm... no creo que deba decirte.
Se encoge de hombros y evita mirarme.
- ¿Por qué?
Mi voz delata lo frustrado que estoy por sus respuestas evasivas.
- ¿Sabes? Eres como un niño humano pequeño.
Clava sus ojos azules en mi con una media sonrisa dibujada en su rostro.
-No te entiendo.
Le esquivo la mirada, me siento realmente enojado.
-Todo lo preguntas Adriel.
- No es así... bueno... Es solo que últimamente estas distraída, muy pensativa...y casi no vamos juntos a recolectar almas; de entre todos nuestros hermanos siempre me he llevado mejor contigo y con Azrael, pero ustedes están cada vez más raros, más distanciados. Y ahora Azrael diciendo que tal vez no es tan malo ser un caído.
-Bueno, supongo que eso es cierto.
- ¿Tu tambien lo crees?
Pregunto mirándola con horror mientras espero con desesperación una respuesta negativa de su parte. Su mirada se pierde en el horizonte y luego gira su cara hacia mi y me da una sonrisa que no logro entender.
Le sonrió de vuelta y ella desvía su mirada a la nada.
- Creo que sería genial caer y experimentar el mundo de los humanos -breve silencio- cada vez que voy a buscar un alma cumplida, me entretengo observando a los humanos... también tomo su apariencia y camino entre ellos. ¡son unas criaturas fascinantes...!
Me mira con un brillo en sus ojos, nunca antes había visto eso en uno de los nuestros, eso es algo más humano.
-¿Fascinantes? ¿esas criaturas tan débiles? Sus vidas duran lo mismo que un suspiro, son ignorantes, codiciosos y me faltan dedos para enumerar sus fallas.
- Puede que tengas algo de razón Adriel, pero su ignorancia se debe a que nuestro padre así lo quiso, además, asi como están los violentos, codiciosos y perversos, también están los de corazón noble, los que están llenos de esperanza y los que ayudan al prójimo sin esperar nada a cambio. Y lo que más me parece fascinante de ellos es eso que tienen en su mirada cuando sienten algo que llaman amor... creo saber como se siente el amor.
Suelta lo último entre suspiros, sus mejillas se sonrojan y sus piernas se mueven con nerviosismo.
- Son puras patrañas. No deberías pensar de esa manera. Ya muchos de nuestros hermanos han caído por pensar de la misma manera.
Se levanta molesta y se dispone a caminar lejos de mi.
- ¿A dónde vas hermana?
Pregunto mientras me pongo de pie; ella se gira sobre sus talones manteniendo sus alas ocultas, lo que le da una apariencia más humana, y se acerca a mi caminando de forma extraña.
¿Por qué caminas asi?
Me levanto y me cruzó de brazos mirandola sin entender su comportamiento.
-¿Así cómo?
- Contoneando las caderas como lo hacen las humanas cuando buscan llamar la atención del opuesto. Y tu voz se escucha... diferente.
Digo con gestos de desaprobación, negando con la cabeza y alejandome de ella
- Espera Azrael, como te dije, he estado observando el comportamiento de los humanos, ellos le llaman seducir.
-Deja de actuar así, ¿por qué lo haces?
- Adriel es que eres... ¡tan lindo!
Se acercar a mi acunando mi rostro entre sus manos, pasa su dedo pulgar por mis labios y me sonrie con malicia.
- Dina... será mejor que dejes de hacer esto.
Exijo molesto mientras me safo de su agarre sin ningún tipo de sutileza.
- ¿Por qué? ¿te despierto algo más que la curiosidad?
- No Dina... es que simplemente no esta bien que actúes como los humanos... ellos son... imperfectos...
- Y eso es lo que me encanta... ¿no estas aburrido de solo ir, buscar las almas cumplidas y volver? ¡Llevamos milenios en eso! ya no puedo seguir...
Dice exasperada mientras sacude sus brazos con desesperación y lágrimas corren por sus mejillas.
- ¿Aburrido? No sé que es eso... fuimos creados para cumplir con una tarea, y la nuestra es buscar las almas cumplidas, para eso nos creo nuestro padre, por eso somos ángeles de la muerte.
Bufa y me mira altiva.
- Pues yo quiero más... además, seguro no sabes el gran plan de nuestro padre.
-No sé y tampoco me interesa.
-Pues aun así te diré. Padre va a acabar con el mundo, lo hará con un diluvio, solo salvará a unos humanos que el cree dignos del perdón... por eso nos convocó y por eso mismo es que Azrael y yo no acudimos al llamado... ¿No crees que es una locura acabar con los humanos casi en su totalidad? Él los creo y ahora simplemente los destruye... eso no es muy benevolente de su parte.
- Nosotros no fuimos hechos para cuestionarlo, solo para obedecerlo al igual que todas las criaturas creadas por Él y los humanos son los más desobedientes de todas.
Mi tono es serio y frío, mi mirada severa y mi actitud arrogante.
-¡No! ¡ellos son libres! Y yo quiero eso, necesito buscar un proposito, algo que complete mi existencia, tal y como lo hacen los humanos.
Lágrimas corren por su rostro sin cesar, se mueve en el mismo lugar y pasa sus manos por su cabello con frustración mientras que yo solo me quedo en shock mirándola con horror y miedo.
- Dina... tus alas...
Me mira extrañada y luego gira su cara a un lado para poder ver sus alas, toma una de las puntas y las observa con ilusión mientras estas cambian poco a poco de blanco inmaculado a n***o.
- Adriel... podré estar por siempre entre los humanos, podré conseguir ese algo que siento que me falta... ya no tendré que obedecer a nuestro padre... ¡soy libre!
Grita con algarabía viendo sus alas con admiración.
- No Dina... Retractate, no puedes pasarte al lado de los caídos.
Mis ojos se cristalizan. Siento que estoy perdiendo a mi hermana.
-No llores Adriel, estoy feliz con esto, no puedo seguir obedeciendo a nuestro padre sin chistar.
-P...pero...
Intento decir algo pero no sé qué exactamente. Ella parece entender mi silencio y me extiende una mano. Pero luego su gesto cambia de ternura a otra cosa que no decifro.
-Ven conmigo Adriel, caigamos juntos.
-¡NO! Nunca seré un caído.
Me giro sobre mis talones para alejarme de ella.
- No te alejes Adriel por favor... No te he dicho lo más importante.
Dice con desesperación, volteo para poder mirarla y noto que su rostro se contrae y no puede mantenerme la mirada.
-¿Y eso es?
- Toda mi curiosidad, mis cambios y todo lo que me sucede ha iniciado por ti.
-Ja...¿Cómo qué por mi?
- Eres un cabeza dura. Creo que lo que vi en la mirada de esos humanos, eso que llaman amor, es lo mismo que siento por ti.
Levanta su mirada y se le nota un ligero sonrojo en las mejillas mientras mi boca se abre con asombro.
-Los Angeles no podemos amar más que a nuestro padre.
- ¡ESO NO ES VERDAD..!
Grita con dolor mientras cae de rodillas.
-Todos los angeles somos hermanos, y solo debemos amar a nuestro padre haciendo cumplir sus reglas y ordenanzas.
-Ya yo no le debo obediencia.
Dice altiva, limpiando sus lágrimas con sus manos y mirandome con rencor.
- Es verdad, ahora formas parte del ejercito de Lucifer...y todo porque te dejaste influenciar por los humanos.
Me giro sobre mis talones y me alejo del lugar. Siento la energía de un portal abrirse lo que me hace saber que Dina ha sido trataga por el.
[..]
DOS MILENIOS D.C.
Justo como Dina me contó en aquel entonces, antes de convertirse en un caido; padre dejo caer su furia sobre los mortales destruyendo casi toda vida existente con un diluvio que inundó toda tierra habitada... Fue horrible, gritos, sollozos, lamentos y súplicas inundaban mis oídos, fue una destrucción masiva de almas, solo se lograron salvar Noé y su familia quienes dias después de estar en el arca, solos y a la interperie, fueron atacados por lo demonios que los tentaban a pecar, pero no tuvieron éxito.
Tiempo después vino el nacimiento del hijo de nuestro padre y con su sangre salvo a la humanidad del pecado. En fin, han pasado muchísimas cosas en todo este tiempo que he vivido cumpliendo con mi misión como ángel de la muerte, pero no habia vuelto a ver a Dina hasta el día de ayer.
INICIO DEL FLASHBACK:
Todo comenzó como siempre, mi hermano Azrael me buscaba para ir a recolectar almas, también intentaba persuadirme de espiar a los humanos, ya saben, ver como viven, sus costumbres y tecnologías, pero eso a mi no me llama la atención, no veo lo interesante en los humanos.
En fin, después de escuchar nuestros llamados nos hice aparecer frente a un enorme edificio de color blanco, numerosas ventanas adornanban la fachada del lugar, y un enorme letrero luminoso con el nombre del hospital decoraba la entrada; pero las numerosas personas que entraban y salian del lugar no nos puedian ver ya que antes de llegar al lugar del llamado nos hacemos invisibles para el ojo humano.
- Bueno, a lo que vinimos.
Dije con autoridad mientras Azrael me dedicaba una mirada cargada de fastidio
- Ok... mis llamados estan cerca de aqui, termino rápido y vamos un rato a espiar a los humanos.
Sonrió como si hubiese tenido la mejor idea de todas; negué un par de veces con la cabeza y dije sin titubear:
- Nada de eso, cumplimos los llamados y nos marchamos de regreso.
- ¡Aguafiestas!
Es lo único que dijo con enojo mientras se giraba sobre sus talones y desaparecio del lugar dejandome solo frente al hospital, no le dí mucha importancia a la actitud de Azrael pues siempre es la misma reacción ante mi negativa a sus planes.
Localicé el alma y luego me aparecí en una habitación encontrándome con un hombre mayor, dormido y conectado a unos aparatos que no paraban de emitir un molesto "Bip." Mientras una mujer de edad similar tomaba su mano acariciandola suavemente con algunas lágrimas corriendo por sus mejillas.
Me acerqué al hombre a paso lento, me detuve justo a su lado, y coloqué mi mano sobre él moviendola como si halara algo y unos segundos después una esfera de color blanco sale del cuerpo.
Si, esa es el alma de este humano.
Chasqueé mis dedos y con eso la envié al purgatorio, ya que el hombre murió en amistad con Dios pero necesitaba aún de una purificación para entrar en la eterna bienaventuranza.
Terminé mi tarea y el sonido lineal del aparato conectado al cuerpo del hombre se hizo presente haciendo llorar desconsoladamente a la mujer junto a él.
La observé lo suficiente para notar que pronto tendré que venir por su alma.
Desaparecí del lugar rápido para evitar sentir esa extraña sensación dentro de mi cuando veo a lo humanos romperse de tristeza.
Sin perder tiempo me aparecí en la siguiente habitación, la de un pequeño.
la escena fue triste, sus padres a su lado preocupados intentando ocultar su dolor haciendole mimos.
El pequeño ya no tenía cabello, su piel se veía cenizosa y su cara demacrada, pero a pesar del dolor que sentía trataba de sonreír para consolar a sus padres.
No me gusta cuándo sus almas se cumplen siendo tan jóvenes, pero bueno, mi deber es recolectarlas.
-Hey Adriel... ya recogí mis almas... ¿y tú?
dijo mi hermano apareciendo a mi lado mientras yo terminaba de extraer el alma del pequeño.
-Ya termine aquí pero me falta un último llamado.
Asiente y nos hago aparecer en la habitación donde debo recoger la última alma. Fue allí donde pude sentir una energía muy familiar, hace milenios que no la sentía. Volteé a ver a Azrael y al igual que yo también la sintió.
-¿Dina?
Pregunta confundido.
- Si, pero nosotros a lo que vinimos. Ella ya no está de nuestro lado.
Me acerco a la cama donde esta acostada una mujer de unos cuarenta años conectada a unos aparatos y entubada. A su aldedor hay un pequeño grupo de personas, supongo son su familia. Pero no veo a Dina.
《NO te la lleves... 》
Escuche sus palabras en mi mente.
《Sabes que es mi deber, ya su tiempo se cumplió. 》
Respondí continuando con mi trabajo.
《Pero también se que me puedes ceder algo de tiempo... vamos, retrasalo solo un día.》
Insiste.
《¿Cuál es la diferencia, hoy, mañana, igual me llevaré su alma.》
《Hazme este favor Adriel... por los viejos tiempos...》
《Ok... Pero mañana vendré a buscar su alma sin falta》
《Gracias...》
《No tienes nada que agradecer Dina, igual me la llevaré.》
Me giré sobre mis talones y la pude ver recostada al marco de la puerta, le sonreí con tristeza y junto a Azrael desaparecí del lugar.
-Debes extraer esa alma hermano.
Me advierte Azrael mientras mantengo mi rostros inexpresivo.
-Lo sé...
-¿Y entonces?
Ladea su cabeza mientras me mira confundido.
- Tu escuchaste, solo le dí un pequeño plazo hasta mañana.
- Ya veo... Dina se veía feliz, claro, a pesar de las circunstancias.
Lo último lo dijo más para sí mismo mientras parecía perderse en sus propios pensamientos.
-Supongo.
Me limito a responder tratando de restarle importancia; aunque la verdad me confundió el verla tan feliz siendo un ángel caído.
FIN DEL FLASHBACK.