—Usaba unos pantalones deportivos negros, una sudadera gris—esto no puede estar pasando, es el chico que traje ayer—¿Susy? Susy, ¿estás bien?—mi mente se quedó en blanco, él sacude mi mano, pues pareció notarme distraída y de seguro pálida
—Si, si estoy bien, solo es un mareo, ya sabes, el embarazo—reaccione riendo leve, fingiendo
—Como te decía, yo espero que mi hermano aparezca, temo que esa cosa o ese ser extraño que habita aquí no lo haya atacado—tu temor se hizo realidad, Marlon
—Tranquilo, pronto aparecerá—esto no puede ser, me siento tan mal, Marlon se ve afectado en realidad
—¿Puedo?—cambio de tema y estiró su mano cerca de mi vientre
—Claro, puedes tocar—tome su mano poniéndolo en mi vientre, me parece bien que quiera cambiar de tema, aunque en mi mente sigue vagando la idea de su hermano
—Se siente tan extraño—dijo asombrado al sentir una patada
—Eso hace de vez en cuando y no con cualquiera, así que eres afortunado, tal vez ya le agradas—sonrió y yo igual
—¡Susy!—escuché el fuerte grito que proviene desde arriba
—¿Ese fue Beck?—mira hacia arriba y yo asiento—Creo que es mejor irme, te necesita, ¿mañana puedo pasar a verte?—no sé si pueda seguir viéndolo, lo quiero mucho, pero lo ocurrido con su hermano me está dejando muy mal, si me niego a verlo, será muy notorio
—Claro, está bien—sonrió de lado, aparto su mano de mi vientre, se puso de pie y yo igual, lo acompaño a la puerta
—Me hacía falta desahogarme, no quiero aparentar tristeza ante los chicos—dice con un nudo en la garganta, maldición, no sé que responderle
—Cuando gustes, Marlon, estoy aquí para ti—lo abrazo y él suelta un fuerte suspiro, me rompe el corazón, me siento fatal haciendo esto
—Gracias Susy, nos vemos mañana—se despide y cierro la puerta
Subo a la habitación de Beck, él estaba sentando en la cama, se ve un poco mejor, pero de todas maneras no puede apoyarse bien, su pierna sigue lastimada, mi semblante dice todo, ya que él lo notó, me señalo que fuera a la cama con él y obedecí, me recargue en su hombro con el debido cuidado de no lastimarlo y me puse a llorar inconsolable, él palmeaba mi espalda consolándome, me controle un poco y él al fin habló
—¿Qué sucede nena?—me hace mirarlo a los ojos
—Cometí un error Beck, me siento tan mal—limpio mis lágrimas, pero siguen saliendo
—¿Qué error nena?—él aún no capta nada, supuse que él tal vez sabría de que hablo
—El chico........ el chico que traje ayer, es.......es hermano de Marlon—se asombra un poco, tal vez él está acostumbrado a matar a quien sea
—Pero, tú no lo sabías Susy, fue algo que pasó sin pensar—masajea mi brazo
—No puedo ver a Marlon después de esto, es difícil—bajo la mirada
—Esto es difícil Susy, pero así es la vida, te acostumbrarás—dice de lo más normal
—¿Cómo puedes decir eso? Yo no debería.......—digo algo enojada
—Claro que si Susy, tienes un hijo creciendo dentro de ti, él es como yo y él hará lo mismo, sin importar la gente a la que quiera matar—tal vez tiene razón, me quedo pensativa—Podrás superar esto nena—me mira de lo más tierno, tratando de hacerme sentir mejor
—Espero que sea pronto Beck—me recargo en él
—Ya quiero que nazca nuestro bebé—toca mi barriga
—Lo sé, ya quiero tenerlo en mis brazos—reímos ambos
—¿Quieres ir a la sala?—lo miro a los ojos, él piensa por un momento
—Sí, me hará bien moverme de lugar, ya me harte de estar aquí en la habitación—se levanta de la cama
Lo ayudé a bajar las escaleras, se apoyaba de mí, se quejaba al pisar, ya que su pie se encontraba enyesado. Lo senté en el sillón, fui a la cocina, tenía hambre de nuevo, fui por pepinillos y crema de maní, al acercarme a él hizo muecas y yo me reí. Veíamos una película y yo comía como si nunca lo hubiera hecho, comía delicioso, me saboreaba tanto este manjar de dulce con salado. Entraron a la casa y era mamá cargando las bolsas del súper
—Vaya, miren quienes están fuera de la guarida—dice mamá en tono burlón
—No es para tanto, mamá—reí y ella se sentó junto a nosotros, algo agitada y asoleada
—Me da gusto verlos aquí—sonríe tierna—¿Quieren que les prepare algo de comer?—nos mira a ambos y asentimos, fui con ella a la cocina—Tu vientre ha crecido más Susy—me ve la barriga
—¿Tú lo crees? Yo me veo igual—a decir verdad, creo que tiene razón
—Deberías ir al médico Susy, checar que todo esté bien—rodó los ojos
—Lo haré mamá—dije sin importancia y se cortó un dedo, la sangre comenzó a salir como agua
—Esto se arreglará—saca de un cajón gasas y cinta, al ver la sangre quise beber de ella—Susy, ayúdame—me saca de mis pensamientos
—Debes tener más cuidado, mamá—digo mientras la ayudó a ponerse la gasa
—Iré por unos guantes al baño—se alejó, yo veía la sangre en el piso, tenía que controlarme, pero sin pensarlo me hinque a lamer la sangre del suelo, lo hice lo más rápido posible antes de que llegará mamá, pero fue demasiado tarde
—¿Qué haces en el piso Susy?—veo los zapatos de mamá parados frente a mí