—Como su reina, velare por la seguridad de todos ustedes. —Seria lo primero que diría aquella mujer a todas aquellas personas que la miraban ansiosa, esperando con nerviosismo palpante buenas noticias por parte de aquella mujer que era la única que en verdad podría decir algo del exterior. —Se que están preocupados y en espera de noticias, yo también lo estoy. Pero en estos momentos la situación en el exterior sigue igual a como estaba hace unas cuantas horas atrás y ahora lo que deseo hacer es procurar que todos ustedes estén bien. vine aquí con el objetivo de asegurar a todos un lugar en el cual puedan vivir cómodamente en medio de toda esta situación y a regular la situación del oxígeno, ya que mucho de ustedes no van a poder respirar bajo el agua. Pido por favor paciencia y consideración. —Senti la mirada de todos puesta en mi después de hablar, solo logré soltar un pequeño suspiro buscando calma. —Por favor, si no es mucha molestia pediría que todos se ubiquen en el lado sur de la caverna, abriré una fisura en el lado norte para que está sea mucho más espaciosa. Las familias deben estar con sus familias, y si están solos agruparse con conocidos. —Aquella perder sería fuerte y clara, a lo cual la gente no tardaría mucho en acatarla.
cuando ví que ya todos estaban agrupados comencé a caminar en dirección hacia la zona norte de la caverna y toque suavemente las paredes para verificar las firmezas de las mismas.
estaban algo débiles, serían el punto perfecto para la fisura.
y ya al haber verificado aquello, justo como hace unos momentos atrás una vida luz azul rodearía su mano y poco a poco se iría traspasando hacia aquella gran pared de la caverna.
cada pequeña fisura de la pared fue llenada por aquella luz azul y la gran caverna se iluminó maravillosamente por la misma, era una vista espléndida que me dejó maravillada incluso a mi, que era la provocadora de aquel espectaculo.
solo fue cuestión de segundos, pero cuando movió su mano hacia arriba aquella pared fue abriéndose paso en una gran fisura de un tamaño que abarcaba kilómetros, tan grande que multitudes de personas podrán vivir ahí y que se conectaría con otras cavernas vacías o llenas de más personas buscando sobrevivir a aquella guerra.
si, solo en segundos ya se había quitado de encima el tener que ubicar a todos los sobrevivientes caverna por caverna.
—La ayuda llegará pronto, por favor todos sean pacientes. pido por favor que se ubiquen con familiares o amigos para poder estar al tanto de los sobrevivientes. —Mi voz, gracias a la bendición de ciertas sirenas resonaria como un poderoso eco en todas esas cavernas, llegando a cada uno de los oidos de todo dios o diosa. –Abrire a todos refugios para que puedan acomodarse, y dentro de poco los guardias les traerán comida. todos los que estén dentro de las cuevas podran ver en las paredes corales que brillan de color verde, si los comen serán capaces de respirar bajo el agua. —A medida que iba explicando en las paredes se comenzarían a formar mini cuevas las cuales tendrían espacio suficiente para familias de hasta 10 personas, llenando todas las cavernas de la mismas y además haciendo crecer aún más de aquellos dichosos corales. –Si tienen alguna duda pueden comunicarse con un guardía, siempre habrán varios vigilando constantemente el lugar. pueden comunicarse conmigo a través de ellos. yo debo retirarme ya que aún hay asuntos que debo atender. —Tras decir aquello miraría un poco a mi alrededor y el como ya todos se estaban organizando con lo poco que tenían.
anoté en mi propia cabeza el tener que traer más insumos como ropa o sábanas, aunque me tomé un poco de tiempo para acercarme con diosas especializadas en el tejido y la confección para pedirles que me realicen prendas, aclarando que les facilitaría los espacios de trabajo y materiales iniciales para que puedan comenzar. lo mismo hice con dioses de los cultivos, a los cuales les pedí que ellos se encargarán de cultivar algo de comida a pesar de que recibirían comida por mi mano. y así seguí haciendo con cada dios que podría ver, le pedí que ejerciera su especialidad a pesar de estar en aquella caverna y en poco tiempo note cierto cambio de ánimo en el aire.
y esa era su estrategia, pues el hacer que se sientan en un hogar o algo que los relacione con su rutina disminuirá la preocupación por lo que pasaba en el exterior y harán que se olvide parcialmente de lo que sucede.
no había pasado ni una hora cuando ya hasta había organizado con todos un sistema de intercambio monetario, aquello seria la cereza del pastel, pues haria que de terminaran de sentir establecidos y la calma sera mas notoria en el lugar.
en situaciones así la mente tiene mucho poder, y distraerla es crucial. por eso es importante que cumplan sus actividades y tengan algo que les recuerde su vida cotidiana.
ni una hora había pasado cuando logro todo eso, y no habían pasado ni dos horas cuando ya había habilitado todos los espacios de trabajo con ayuda de sus guardias y hasta escuelas para que asistan los niños.
sentía que estaba logrando algo como reina en aquel momento y que me había auto superado.
y eso me saco una sonrisa llena de ilusión mientras veía a mi alrededor a la gente que tan solo en dos horas ya habían olvidado ciertas preocupaciones, y ya satisfecha de aquel resultado salí de aquel lugar, dispuesta a volver a casa a terminar de finiquitar cualquier detalle pendiente.
está vez el camino fue corto, después de todo deseaba llegar rápido y así fue.
llegué a mi hogar y la sala de tronos fue mi primera parada, ví todo el papeleo de los almacenes, de la comida que teníamos disponibles, nuestras armas, cantidad de guardias. Todo era crucial.
pero mientras organizaba todo termine por ver como uno de mis caballeros entraba a la sala y se arrodillaba ante mí, mostrando plena lealtad a mi persona.
—Reina Khrateia... Desean verla.
—Dejenlos pasar... —Responderia con calma mientras hacia desaparecer aquel papeleo y miraba al guardia, el cual solo asistió y salió de aquel lugar.
espere impaciente a que aquellas supuestas personas entrarán al lugar, y no tardo nada en ser así.
una diosa rodeada de un aura oscura acompañada de dos hombres que derrochaban poder por dónde caminaban hicieron acto de presencia en el lugar.
reconocí a uno de inmediato, aquel hombre era Laos. aquel viejo conocido que tenía un humor único.
pero los otros dos eran irreconocibles para mí, así que solo ladee mi cabeza con curiosidad, buscando reconocerlos pero no lo logré.
solo solté un suspiro y los observe con seguridad, sin sentir que aquellos vinieran con intenciones amigables hacia mi persona y finalmente hablo primero aquella mujer, la cual se mostró confiada y segura de si misma.
—La guerra ha comenzado, reina Khrateia. Y lamento informarle que los mares no estarán fuera de ella. —Y justo como lo había pensado, nada bueno podía ocurrir.
No cuando la guerra ya ha comenzado.