Capítulo XIII. Todo sale en él a pedir de boca

1312 Words

Capítulo XIII. Todo sale en él a pedir de boca FUE cosa digna de verse el rostro del chico, único testigo de la violación inferida por Caleb a las leyes de la hospitalidad y de la propiedad. Se quedó de una pieza, como si hubiera visto una de esas apariciones espectrales de los cuentos de invierno; y, en su estupefacción, dejó achicharrarse el asado de cordero confiado a su vigilancia, aumentando así las desventuras del día. Lo sacó de su ensimismamiento un vigoroso bofetón que le propinó la dama Lightbody, la cual (aunque en otros aspecto hacía honor a su nombre) [19] era una mujer forzuda experta en el uso de sus manos, cosa que, según algunos había sabido por experiencia su difunto marido. —¡Eres una calamidad! Dime, ¿cómo dejaste quemar el asado? —No sé —dijo el chico. —Y, ¿adónde

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