Kol.
Días después.
Trato de ocultar la sonrisa de mis labios, pero no puedo. Abbi sigue cantando cada vez más y más fuerte, la repetitiva letra de la canción me marea y su voz es una mierda, pero no cambiaría esto por nada. Joder, ella es la peor cantante del mundo, pero aun así nunca me cansaría de escucharla.
Detengo mi sonrisa cuando ella me mira, una ceja inquisidora levantada en mi dirección.
— ¿Te estás burlando de mi voz? — Pregunta.
— Yo sólo conduzco, mi amor — digo, encogiéndome de hombros con inocencia mientras nos llevo a mi apartamento para cenar.
— ¡Te estás burlando de mi voz!
— No lo hago.
— ¡Estás riéndote!
— Estoy sonriendo.
— ¡Te estás riendo de mí!
— Joder — paso una mano por mi rostro, sofocando una risa —, eres la reina del drama.
Un puchero se forma en su
