Subo a su auto, el silencio es palpable mientras conduce ¿Está enojado conmigo? ¿Sabe algo? Seria idiota si no lo supiera o por lo menos se imaginara —responde mi conciencia haciendo que mis nervios aumenten—. Di algo Eun-Yeong, no te acobardes más. — Tío —logro pronunciar pero él me hace señales que no hable—. — No quiero que hablemos aquí, pronto llegaremos a lugar que te quiero llevar para que hablemos cómodamente —se detiene en un semáforo en rojo. Aprovechando este momento para mirarme— No hay prisa mi niña. Aunque dijo que iríamos a mi casa, termina parqueando el auto en una pequeña heladería. — Siéntate mientras yo pido —dice y yo asiento viéndolo caminar hacia el recibidor—. En sus manos trae un gran helado con una bola de cada sabor que me ha gustado desde niña. Una bola