CAPÍTULO QUINCE Felene despertó dolorida. Estaba tumbada de espalda, despatarrada y con dolor, mirando fijamente al sol mientras las olas la llevaban. El agua le entraba en la boca y ella la escupía, maldiciendo su propia debilidad. Le llevó un instante darse cuenta de que el dolor era más localizado, desgarrador… más agudo de lo que debía ser. El tipo de dolor que que venía cuando algo te estaba devorando. Felene se giró, agitando brazos y piernas y un tiburón pequeño se alejó nadando antes de que ella pudiera hacer algo al respecto. Intentaba mantener la calma, pero había otras formas en el agua. Has pasado cosas peores, se recordó a sí misma, pensando en la Isla de los Prisioneros. En las torturas y la violencia que había allí, los grupos de caza de carceleros que no era más que los