Historia de una joven cualquiera

ASI COMIENZA TODO

Está no es una historia donde haya finales felices, donde encuentras el amor verdadero y que la buena siempre gana. Si crees que algo de lo antes mencionado sucederá, lamento decepcionarte y te recomendaría que busques otro libro.

Estaban tan felices de saber que tendrían una bebé más en la familia, de dos varones vendría una niña ahora, una luz de amor y la inocencia en un rostro. Eso pensaban mis padres antes de saber quién sería hoy en día.

Todo comienza así; era una niña de más o menos 4 años cuando nos mudamos a una casa de un familiar, vivía con mis padres y dos hermanos. Recuerdo que habían días tristes y alegres, por ejemplo: Un día mis hermanos y yo decidimos jugar a las escondidas, decidí esconderme debajo de la cama cuando de repente me quedé dormida, creo que mis hermanos no me encontraron ó hicieron como que nunca me vieron, Mamá me haló del brazo y me recostó en la cama.

Al día siguiente pregunté por lo que había sucedido y nadie dijo nada.

Eso sucedió muchas veces, me dejaban encerrada, me hacían bromas, creo que eso lo hacían los hermanos siempre. Pero a veces sentía que ellos no me querían, a lo mejor les quité algo de atención, no lo sabré nunca.

Cómo dije en un comienzo, aquí no hay finales felices.

Un día llegó un primo de nosotros, era alguien mucho mayor que mi, recuerden que a penas tenía cuatro años, él empezó a tocarme y mis hermanos lo vieron, pensé que era un juego y les llamé pero ellos se fueron y quedé con él. No pasó a más pero hubo un problema, quedé con un trastorno desde esa edad, tenía la necesidad de masturbarme en cada ocasión.

No le dije nada a mis padres pues no sabía nada, mis hermanos dijeron acusarme pero tampoco sabía que era eso y mil veces hubiese querido que lo hubieran hecho.

Nunca más se repitió ese acto, mis hermanos me despreciaron por mucho tiempo y al poco tiempo siguieron mis desgracias.

Pasado los días del primer incidente llegaron los nuevos vecinos al lado de nuestra casa, dos niños los acompañaban mi necesidad de hacer amigos era grande. Ellos no iban a mi casa pero yo a la suya si. Recuerdo que nos metimos a un cuarto para jugar juntos y me encerraron, me golpearon tanto que salí de esa casa a llorar detrás de la mía. Nadie me vió, nadie fue por mi.

Tiempo después ellos se mudaron y llegó a esa casa una señora tan más linda, recuerdo que para una fiesta de cumpleaños de ella me mandó a buscar a mi casa y adivinen, dijo que su piñata no la iba a quebrar sin mi. Se tomó muchas fotos conmigo y me dejó ser la primera en darle a la piñata. Al tiempo murió ella y lamento hasta el día de hoy su partida.

Era una niña educada, callada. Mi físico, mi cabello era demasiado crespo, mi piel era color canela, alta para ser de cuatro años y con mi primer transtorno.

Un día mamá salio de casa con mi tía, por cierto, ella vivía a unas casas de la nuestra; salieron y me quedé en casa, me sentía con calor y tomé una almohada, la puse debajo y empecé a rosarme sobre ella, no sabía que era lo que hacía pero al final me calmaba, mi mamá llegó con mi tía y me encontraron, mamá me golpeó y mi tía me acarició para no seguir llorando.

No crean que esto es una historia asquerosa, solo es la historia que nunca nadie contó sobre mi.