Capítulo 1: La vida que me toco

2394 Words
Hoy me levante con ganas de cambiar mi vida, no puede ser que una mujer tan atractiva como yo viva así, soy perfectamente hermosa la envidia de muchas,  mi color de piel trigueña, combina con mis ojos color café claro, mi cabello  largo y ondulado que rosa mi cintura, mis labios carnosos y rojos con los que con un solo movimiento puedo conseguir todo,  son la combinación perfecta para lograr todo lo que quiero,  yo tengo que tener la vida que me merezco llena de lujos y comodidades. Hay esta mi mamá mirándome de esa manera llena de amor,  mi mamá trabajó muy duro para sacarme adelante y darme lo que quiero, pero yo le demostraré que con mi belleza conseguiré todo lo que anhelo y de paso le daré a ella lo que ella quiera se lo merece ha sido una mujer trabajadora, aunque no haya tomado las mejores decisiones cuando se involucró con mi papá un hombre alcohólico y mujeriego sin futuro y sobre todo sin dinero, ella debió sacar provecho de su belleza para tener un hombre adinerado que con el pasar del tiempo tal vez lo lograba amar, igualmente con dinero para que sirve el amor, si  con el dinero hay   joyas, ropa, maquillaje y muchos lujos más, cosa que mi mamá no vio ella como siempre guiándose de lo que dice su corazón sin ser inteligente y pensar en lo que le conviene, bueno por el momento voy a tomar el desayuno. —Hija,  buenos días sigue siéntate toma el desayuno te hice  unos hot cakes con fruta picada bien  pequeña cómo a ti te gusta y salsa de chocolate tu preferida acompañada de un café. —Sonríe. —Buenos días mamá gracias, pero ¿No te quedaste sin dinero?,  me habías dicho que no tenías mucho —le susurro en voz baja. —Tu no te preocupes por el dinero mi amor, mejor preocúpate por alimentarte muy bien, eres una futura contadora y tienes que estar muy fuerte para dar un buen rendimiento en la universidad así que mejor comete todo que te lo hice con mucho amor y no preguntes tanto, hoy es tu primer día en la universidad y yo estoy muy nerviosa, siempre supe que tú Sara, ibas a triunfar me siento muy orgullosa de ti y espero seguir sintiéndome así porque tienes que dar el mejor rendimiento mi amor, come hija. —Que linda mamá gracias, tú siempre eres muy especial conmigo —le digo eso con una sonrisa en mi rostro de satisfacción. —Come mejor, se te va hacer tarde. —Ella me mira con mucha atención  y luego inclina su cabeza desviando la mirada.  Tocan la puerta fuerte . —Están tocando de una manera muy agobiada, no vayas a abrir mejor mamá no sabemos quién pueda ser —le hablo mientras mi voz se quiebra. —Sara,  voy a abrir mejor acuérdate que tu papá aún no ha llegado de trabajar le debió haber tocado muy pesado  en su trabajo debe llegar rendido del cansancio que tiene, —Ella sale de la cocina y camina hacia la puerta. —¿Rendido? pero será de la borrachera que debe tener bebiendo solo Whisky y tequila para quedar bien con sus amigos adinerados y no aportando nada para la casa, mamá él es un alcohólico,  tu lo sabes aunque te empeñes en negarlo para defenderlo debiste haber pensado muy bien las cosas para meterte con él ya que no tiene ni un centavo pudiste haber tenido otra vida si hubieras pensado mejor —le digo eso mientras la miro fijamente a los ojos y levanto mi ceja derecha. —¡Sara te exijo respeto!  tu no eres absolutamente nadie para juzgar mis decisiones además yo te he sacado adelante humilde y honestamente merezco respeto, de la misma manera tu padre. —Mi mamá me mira fijamente mientras de sus ojos bajan lágrimas. —Ya mamá ten serenidad,  no es para tanto perdóname, no te quise herir yo solo quería que entendieras que con tu belleza podías conseguir lo que quisieras sin necesidad de esfuerzo, aunque aún puedes,  mamá eres muy hermosa  y aún eres joven —le expresó  mis palabras con la cabeza en alto,  mirándola fijamente y con mucha seguridad para que se sienta bella. —Yo quiero que tu entiendas que todo en la vida no es el dinero Sara, hay cosas más significativas e importantes y muy valiosas  —ella me refleja sus sentimientos. —Todo tiene un precio mamá, un carro se compra con dinero, las joyas también,  no encuentro ni un poco de lógica en tus palabras mamá  —le habló de una manera prepotente. —Aun eres muy pequeña para saber qué es lo que quieres en la vida. —Agachó la mirada. —Si, lo se obviamente mamá, yo voy a tener todo lo que he soñado y lo que me merezco. —Miró con  superioridad. —No hija, cuando tú conozcas el amor de tu vida esa persona por la cual vas a querer dar todo, incluso vas a llegar a hacer muchos sacrificios por amor,  hay te vas a dar cuenta que el amor es más importante que el dinero. —Sus ojos tienen un resplandor especial. —Si lo voy a encontrar,  pero va hacer un hombre exitoso, obviamente no me voy a fijar en alguien que no tenga nada en el bolsillo, necesito a alguien que me tenga como una reina, y a ti también mamá tu te lo mereces. —Sara,  preocúpate mejor por estudiar  —me habla con un tono de voz fuerte. —Mejor hay que abrir la puerta mamá, puede ser papá «aunque estoy segura que es él» — le habló a ella con cara de decepción. —Mira mamá es papá ayúdame a alzarlo, está muy pesado hay que llevarlo a acostar para que duerma,  lo debe necesitar mucho con esa borrachera que debe tener no se debe acordar ni de su nombre alguien lo debió de haber traído mamá, aunque sus amiguitos lo dejaron al parecer ahí tirado,  claro que se iban hacer cargo de un borracho  y aparte de eso un baño le haría muy bien ¡Huele asqueroso! ayúdame  mamá hay que acostarlo —miro a mi papá y comienzo a hablarle,  descansa papá espero algún día cambies y dejes esa vida que llevas de desorden, nunca es tarde,  yo sé que me oyes así estés así de borracho  — bueno vamos mamá. —Sara mejor vete a la universidad, es tu primer día tienes que mostrar mucha  responsabilidad. —Ella sonríe. —Si mamá, me puedes dar dinero para el taxi —le hablo con insensibilidad. —Sara en taxi no se  puede, sabes que no tenemos mucho dinero, toma esto y toma una buseta.  —Volteo mis ojos. —Pero,  mamá todos van a llevar sus carros y yo así no más. —Rebuzno.  —Entonces trabaja Sara, hazlo como lo hacen las personas que quieren salir adelante y les toca luchar solas, además ya tienes veinte años eres una persona adulta que perfectamente se puede mantener sola. —Mi mamá cruza sus brazos. —No te preocupes, yo tomaré una buseta mamá  —digo eso frunciendo el hombro derecho y expresando con mi mirada el desacuerdo que siento. Voy saliendo de la casa, y caminando hasta el paradero de los buses, hay viene uno, me  subo al bus y está muy lleno la gente empuja, se nota que no tienen ni un poquito de modales, pero que se puede  esperar de esta clase de gente, pero algún día voy a lograr todos mis propósitos y está será solo una pesadilla y un mal recuerdo. —Expreso con mi mirada inconformidad. —Señor no empuje no ve que no hay espacio. —Entonces muévase. —Algunos de los pasajeros se ríen.   —Que gente tan grosera y desagradable, se nota que no tienen ni un poco de decencia. —Señorita siga siéntese aquí. —Con una sonrisa en su rostro, un hombre me cede su silla . —Gracias, parece que usted es la única persona con decencia que hay aquí. —La mayoría de las personas van  cansadas hay que entender por eso actúan así —utiliza un tono de voz dulce. —Bueno supongo que deben tener muchos problemas y sabes  si hay que entender a las demás personas —digo eso sonriendo y sonrojándose  mis mejillas. —Si que bueno que sea una persona comprensiva. —Si claro,  ya me tengo que bajar, muchas gracias por la silla, que tenga un buen día. —Igualmente a usted señorita, espero volverla a ver. Por fin me baje, dos cuadras antes, no quiero que nadie me vea,  ahora a caminar, aunque es un camino largo es mejor andar  a que me vean bajando de un bus eso sí no, y cuando salga que voy a hacer y decir no, tengo que mostrar otras cosas, así sea con mentiras  de igual manera muy pronto voy a tener todo lo que me merezco cueste  lo que me cueste. ¡Qué cansancio!,  por fin llegué,  pero  tarde, me voy corriendo e ingreso a la universidad, camino muy rápido por el pasillo hasta llegar al salón que me habían asignado el salón 304, ojalá no me devuelvan y me dejen entrar, arreglo mi ropa, bueno ya estoy lista, tocó dos veces la puerta y esperó. —Siga. —Frunce los hombros. —Buenas días  señorita, la hora de entrada al aula de clases  era a las 8 y son 8:15. —Profesor por favor déjeme entrar. —Lo miro con los ojos llenos de lágrimas y cara de preocupación. —Está  bien siga señorita pero esto no puede volver a suceder, por favor pase al frente preséntese y diga porque quiere estudiar contabilidad. —Buenas tardes compañeros, mi nombre es Sara Gonzales tengo 20 años, me gusta la contabilidad,  siempre se me ha facilitado todo lo que tiene que ver con dinero  —hablo de una manera muy nerviosa diciendo lo primero que se me pasa por la mente. Se escuchan burlas y comentarios de los demás. Me voy a sentar en mi puesto caminando rápidamente, no puedo creer que todos estén riéndose de mí, me siento y volteo a mirar  hacia el lado y veo que el que está sentado al lado mío  el chico que venía en el bus conmigo, me voltea a mirar y me sonríe, no me puede estar pasando esto a mi, ahora le va ha contar a todos, tengo que buscar la manera de conseguir que él no le diga a nadie dónde me vio. —Hola, mucho gusto, mi nombre es Sebastián Martínez, ya nos habíamos visto no se si lo recuerdas. —Sube una ceja —no entiendo porque te bajaste antes del bus si venías para acá, te dejo muy lejos el bus. —Tenía cosas por hacer, pero por favor no le vayas  a decir a nadie dónde me viste—le hablo con un tono de voz temblorosa, lo observó fijamente y me doy cuenta que es muy apuesto, es alto, acuerpado, su tono de cabello es oscuro y algo rizado, sus ojos claros tienen un brillo que expresan mucha nobleza y su tono de piel blanca y pálida es muy linda, es muy guapo.   La clase se torna muy larga y aburrida, no me interesa para nada lo que están diciendo, solo espero que el tiempo pase para poder salir corriendo, siento  desesperación. —Sara, te invito a tomar algo en la cafetería, vamos más tarde. —No tengo hambre, muchas  gracias. —Yo invito y no acepto un no por respuesta. —Está bien aceptado con el mayor de los gusto. —Levantó mi ceja derecha y le sonrió. —¿Tomas café Sara?, cuéntame si tu trabajas o solo te dedicas a adquirir conocimientos, con todo respeto  —Lo analizó mientras me hablaba —¿Sara estás segura que lo tuyo es la contabilidad? —Solo estudio Sebastián aún no estoy preparada para trabajar, además tendría que encontrar algo que llegue a mi nivel, y sobre estudiar contabilidad es lo que mi mamá quiere, pero lo mío es el modelaje, las pasarelas y sobre todo resaltar  mi belleza. —En eso tienes mucha razón Sara eres muy bella en todo el sentido de la palabra, y entonces porque no estudias en una academia de modelaje si es lo que te gusta. —Él sonríe mientras me mira.    —Eso lo voy a hacer más adelante, no tengo mucha prisa, todo a su tiempo, además estudiando aquí puedo lograr muy buenos contactos que me servirán de mucha ayuda para lograr mis planes y tener una buena vida con lujos y dinero sin tener que pasar ningún tipo de necesidad, no nací para eso al contrario soy una mujer que puede lograr todo lo que quiere. —Tienes razón eres muy bella,  con tanta belleza podrías conseguir lo que quieras todo lo tendrías a tus pies y a tu disposición y si tendrías la vida que quieres cualquier hombre estaría dispuesto a cualquier cosa con tal de tener  una mujer como tú a su lado, eres muy completa  la mujer soñada tienes todo eres  hermosa, inteligente y muy sensual. —Que bueno saber qué obtuve un buen amigo como tú, yo sé que tú vas a ser un amigo muy fiel y leal, sobretodo me vas a entender mucho en las cosas que hago por conseguir lo que quiero, desde este momento vamos a empezar una buena amistad Sebastián, tú puedes contar conmigo para lo que quieras y espero que yo también pueda contar contigo gracias por escucharme y entenderme todo lo que te he contado, mis propósitos a realizar. —Sara tú cuentas conmigo y desde este momento cuentas con un amigo incondicional. —Solamente te quiero pedir algo Sebastián, por favor no le cuentes a nadie lo que te dije tampoco vayas a platicar con nadie,  qué me viste en el bus ya sabes es mejor qué piensen que no tengo ninguna necesidad y tú me tienes que ayudar a guardar el secreto confío mucho en ti  —con voz dulce digo cada palabra. —Confía en mi Sara.  —Él sonríe y tiene un brillo particular en sus ojos.
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