Capítulo 4: Utilizando mis tácticas

1639 Words
Lo mire fijamente a los ojos. Nuestras miradas se conectaron. —¿Señorita se encuentra bien? —Él me sonríe. —Me duele mucho la cabeza y mi cuerpo. —Le sonrió y parpadeo lentamente. —Sara qué gusto me da que estés bien, me preocupa mucho. —Como sabes mi nombre. —Me sonrojo. —Me tomé el atrevimiento de leer tus documentos disculpa. —No te preocupes gracias por salvar mi vida, no tengo palabras de agradecimiento. —Lo miró coqueta. —No fue nada grave estas muy bien Sara eres muy fuerte, te llevo a tu casa para que descanses te parece, lo que desees. —Tengo ganas de comer algo dulce, algo como un postre, que te parece si me lo invitas además no me has dicho cómo es tu nombre. —Le coqueteo con los movimientos de mi boca. —Claro es lo menos que puedo hacer después de todo, mucho gusto, mi nombre es Jerónimo, entonces vamos Sara cámbiate te espero en el auto. Nos dirigimos hasta un sitio muy sofisticado, se nota que a este sitio solo vienen personas con dinero, llegamos y buscamos una mesa para dos, Jerónimo me mueve la silla para que me siente que caballero, aunque no sea muy atractivo el dinero lo hace ver muy bien, nos sirven un postre y tomó una parte pequeña de mi postre, la llevo hacia mi boca de una manera muy sensual, él me observa y sonríe. —¿Cuántos años tienes Sara? —me pregunta sonriendo. —Veinte años Jerónimo. —Cruzó mi pierna para que él lo note, veo que es un hombre mayor. —Tienes la edad de mi hija. —Se sonrojan sus mejillas y baja la mirada sonriendo a la vez. Me acerco a su oído y le digo con una voz baja susurrando, “pero no soy tu hija” él inmediatamente se pone nervioso, sin pensarlo me voy y me siento sobre sus piernas y de una forma muy desenfrenada me acerco y lo besó apasionadamente. —Sara eres bellísima, pero eres una niña yo podría ser tu padre, y la verdad Sara estoy comprometido, llevo muchos años de matrimonio feliz con mi esposa no quiero problemas. — Yo sé que pensarás que es muy pronto porque hasta ahora nos conocemos pero siento que es amor a primera vista. —Me acerco lentamente a su cuello y comienzo a besarlo, me doy cuenta que su camisa es de color blanco y dejo una marca de mi labial rojo sobre ella sin que Jerónimo lo noté, está puede ser una oportunidad para que se vaya acabando su matrimonio y caiga en mis brazos. —Es mejor que nos vayamos Sara —me habla distante. —Pero podemos seguir siendo amigos. —Le coloco mi mano sobre su hombro y lo abrazo suavemente. —Sí, Sara. —Él me mira y sonríe. Definitivamente el estudio no es para mí, clase otra vez ya están llegando todos, pero no veo a Sebastián por ningún lado eso me hace sentir más incómoda se nota que no les agrado a la mayor parte o a todos, pero la verdad no me importa por fin llegó el maestro que impuntualidad, no puede ser el maestro es el señor asqueroso y repugnante con el que tuve que vender mi cuerpo por dinero, trabajando para Débora y ahora que voy hacer tengo que irme inmediatamente. —Buenas tardes señorita siéntese, la clase no ha terminado como es su nombre —me habla con una sonrisa fingida en su rostro e irónicamente. —Ya me siento —le contesto de una forma fuerte y alterada. —Cálmese niña le pregunté cuál es su nombre. —Mi nombre es Sara, voy a tomar asiento con permiso. —Muevo mis cejas haciendo un gesto de desagrado. —Siga siéntense, muchachos hoy vamos a trabajar en parejas, organicen las parejas como quieran. Todos se están organizando y ahora yo con quién me voy hacer y si me hago sola, pero seguro ese señor va a decir algo y ese chico, se está acercando. —Hola, mi nombre es Manuel, ¿Tienes pareja? digo para el trabajo, puedo ser tu pareja. —Hola mi nombre Sara y si Manuel me encantaría hacer equipo contigo. —Se sonrojan mis mejillas. Manuel es muy inteligente, me explica muchas veces todo, y la verdad no entiendo absolutamente nada, se nota qué tiene dinero, viste muy bien y ese aroma que tiene, huele tanto a hombre es muy guapo. —Sara te puedo hacer una pregunta, porque el maestro te habla de esa manera tan agresiva acaso tú ya lo conocías, no quiero ser entrometido pero él te observa detenidamente cómo si quisiera desnudarte con la mirada, eso es lo que yo noto para nada me da confianza. —Él muestra un gesto de preocupación en su rostro. —Yo siento lo mismo que tú Manuel, por fin alguien qué me entiende me siento acosada, no puede ser que el maestro se comporte de esa manera, las mujeres somos libres de vestirnos como queremos además a mí me gusta exaltar mi belleza y sensualidad, yo no le veo nada de malo —le hablo coquetamente. —Sí, tienes razón, bueno se acabó la clase me tengo que ir espero verte pronto me encantó conocerte —él se despide dándome un beso en la frente. Todos están saliendo del salón me quedé sola, mejor me quedo aquí al igual no tengo con quien estar, qué hace ese señor regresando hasta acá, no me puedo quedar más tiempo en este lugar. Empiezo a empacar mis cosas para irme inmediatamente pero no alcanzó a empacar todo, él entra al salón y coloca candado en la puerta para que yo no pueda salir no puedo evitar sentir miedo estoy muy asustada. —Hola Sara, no me había presentado mi nombre es Julio no tienes porqué decirme maestro dime Julio, tú eres más que una alumna así que mereces un trato especial diferente a todos, estás vestida de acuerdo para la ocasión muy sensual algo que te caracteriza, así que comienza a cumplir con tu trabajo esta vez no quiero que seas tú la que mande ahora lo seré yo tú te tendrás que someter siendo totalmente sumisa a mis deseos —me habla con mucho morbo en su mirada. —Mire Julio no se atreva a colocar una mano sobre mí, no voy a tolerar que una persona tan asquerosa como usted se me acerqué no sabe lo que puedo llegar a ser capaz de hacer para defenderme de alguien tan perverso como usted. —Mis manos tiemblan. —Sarita no te coloques así de agresiva, aunque me encanta que seas tú la que mandes pero esta vez cambiaron las cartas, acuérdate que yo soy el del dinero y no me vayas a decir que no te importa porque a ti lo único que te interesa es el dinero, conseguirlo como sea o quieres que todos se enteren que también eres dama de compañía princesa hermosa. —Julio no me haga reír por favor obviamente a la persona que le van a creer es a mí, soy una joven inocente, estudiante y también indefensa, que está siendo acosada por un pervertido profesor ahora dígame usted a quién le van a creer. —Él se pone serio —tocan la puerta querido profesor, habrá la puerta o grito y digo que usted quiere abusar de mí. —Me río mientras lo observo con cara de nerviosismo y miedo, usted es un pobre cobarde. —Porque estaba la puerta con candado, acaso interrumpí algo —Sebastián habla con preocupación. —Sebastian como esta, le estaba dando una retroalimentación a su compañera, usted sabe que ella no tiene el mismo proceso de aprendizaje a los demás, ella se tarda más en aprender y lo del candado en la puerta, su compañera Sara me pidió que lo colocará a ella le da pena que se den cuenta que está carrera no es para ella, bueno me retiro porque ya terminamos ya sabe señorita hay que colocar más interés. —¿Sara todo eso es verdad? —Si Sebastián es verdad, ya sabes se me dificulta un poco y pensé que si le decía al profesor él me iba a entender y ser más dócil conmigo que con los demás. —Era eso Sara, tú sabes que yo te ayudo en lo que me digas, pero son tus decisiones, yo te estaba buscando por qué me dijeron que vas hacer un trabajo de la universidad con Manuel, y vengo a prevenirte para que no te involucres en ningún problema. —Y a qué se dedica Manuel no creo que lo que haga sea tan grave además Sebastián a él se le nota la clase que tiene. —Subo mi ceja. —Sara dirás su dinero, el cual no es para nada honesto, bueno me tengo que ir. —Cruza sus brazos mientras me mira. —Si te tranquiliza más qué me aleje de Manuel lo voy hacer, porque tú lo quieres. —Le sonrió. Tengo que preguntarle a Manuel que negocios hace, el debe tener bastante dinero por esos negocios, obviamente no me voy a involucrar en sus negocios, estoy caminando por la universidad buscando a Manuel, y veo que está sentado con su teléfono me voy acercando hacia él lentamente. —Hola Manuel, vengo a hacerte una pregunta, y quiero que me contestes con toda sinceridad por favor, ¿En qué negocios estás involucrado? —Lo miró fijamente. —Así eres de ingenua Sara, luego quieres hacer sociedades, mira te espero en esta dirección hoy no tardes mucho, haya te cuento todo —él me habla irónicamente. No puedo de la curiosidad que tengo, lo mejor es que vaya.
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