Llegó a la casa de Sebastián y mis papás están sonriendo, caminó hacia donde están ellos y me lanzo sobre los hombros de mi mamá recostándome, mientras de mis ojos caen lágrimas sin parar, ella me acaricia mi cabeza con sus manos que solo me producen consuelo, mientras mi papá me tomó de la mano. —¿Qué sucede hija? Saliste de aquí muy feliz y mírate como estás destrozada. ¿Y Sebastián dónde está? —ella pregunta, levanto mi cabeza y la miró a su rostro. —Habla por favor, confía en nosotros se que tal vez, nuestra ayuda te servirá aunque sea un poco, no me gusta verte así me afecta mucho, ese brillo que hace unas horas tenías ya desapareció y eso no lo puedo permitir, ¿Te hizo algo Sebastián? —Mi papá me refleja una angustia en su mirada, siento como estoy empezando a pagar todo. —Él no