Ver la mirada de Sebastián no es una sensación alentadora para mí, por el contrario me llena de miedo, sentir como él se siente desesperado por escuchar las palabras de Débora, eso me produce un frío incontrolable difícil de quitar, muevo mi mano y tomó la de él, Sebastián baja su mirada y la centra en nuestra unión, sube muy despacio su mirada y la esquiva de la mía, eso me hace sentir como una completa basura que simplemente no lo merece, pero no me parece justo con nuestro amor, los sentimientos son los que deberían florecer y todo lo demás simplemente olvidarse, respiro profundo para tener fuerza y no derrumbarme de dolor contestando su pregunta. —Si, lo hice y me arrepiento de que esas palabras las pronunciara, pero mi ambición me cegó, y ahora nunca me perdonaré de haber hecho eso,