No me dolió pagar una habitación con jacuzzi por toda la noche. Tampoco afectó mi bolsillo comprar los condones y juguetes sexuales en la s*x shop que localicé en mi celular. Casi no pude evitar mi excitación cuando este maldito niño eligió una cola de zorro negra, un vibrador, esposas de juguete, lubricante de cereza con retardador para él y estimulante para mi... Y una funda para su m*****o. Mientras pagaba, la joven y linda chica de la s*x shop se mostró demasiado amable y coqueta con mi colágeno divino quien también le coqueteó un poco, desencadenando unos extraños celos en mi los cuales nunca pensé sentir por un hombre. Mucho menos por este maldito mocoso quien ahora me sigue tan de cerca mientras caminamos por el pasillo del hotel hacia nuestra suite. Ni bien introduzco cier