Ava tenía muchas dudas, y Mateo no contestaba, solo podía sentir su respiración agitada, por lo visto estaba nervioso, no quería presionarlo, pero tenía derecho a saber, después de todo él la había llevado. —Mateo, por favor di algo. —Ava, no me gustaría mentirte, pero es algo complicado. —No soy tonta, y aunque es la primera vez que salgo de noche a un club, sé que ahí sucede algo más que en otros lados. —Acaso me crees una tonta, que no tengo la suficiente inteligencia para entenderlo. —Mateo pudo notar en el tono de su voz que estaba molesta, y lo que menos quería es que lo estuviera. —No pienso eso Ava, solo que son cosas de las que tú aún no sabes, en eso eres inexperta. —Entonces si no las conozco, muestramelas. —Dijo de manera firme. Mateo se sentía incómodo, nervioso, no que