Lola bajó, y cuando Mateo preguntó por Ava le dijo lo que ella había dicho, él enseguida subió a ver qué era lo que pasaba. —Ciao amore —Mateo la observó extraña. —Hola. —Ava contestó con voz débil. —¿Por qué no has bajado a cenar? —Me siento algo agotada. —¿Estuviste llorando? —No, solo me duele un poco la cabeza. —Pediré que te suban algo de cenar. —Mateo se preocupo al escucharla- —No, gracias. —Tienes que cenar algo. —Dijo con ternura. —En verdad no tengo apetito contestó, tratando de ocultar su tristeza. —Está bien, te dejaré descansar, temprano pasaré a verte antes de irme a la oficina, si sigues indispuesta, llamaré al médico. Le dio un cálido beso, ella lo abrazó fuertemente, le dolía el corazón de saber que pronto ya no lo vería más, que serían los últimos momentos jun